La sociedad en la que vivimos otorga una gran importancia a nuestro cuerpo. Por ello, con el objetivo de ser más deseables para los demás y de tener el "cuerpo perfecto", muchas personas se entregan a dietas muy restrictivas o, incluso, llegan a someterse a intervenciones quirúrgicas.
Por otro lado, el cuerpo no es solamente un estándar físico que nos marcamos, sino que, cómo nos veamos a nosotros mismos y cómo analicemos esa imagen que nos devuelve el espejo va a tener repercusiones, en muchos casos, en la percepción que tenemos de nosotros mismos como personas.
Uno de los factores que influye poderosamente en cómo nos vemos a
nosotros mismos son los mensajes que nos han dicho desde pequeños de lo
que nosotros somos. Por ejemplo, si a una niña le han repetido desde
pequeña que no coma mucho porque está gorda, es posible que, en el
futuro, piense de esta misma forma y tenga miedo a engordar aunque su
peso se encuentre dentro de la normalidad.
En las personas con trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa o el trastorno por atracón (ver más información sobre estos trastornos en ¿Cuáles son los trastornos alimentarios?), la percepción de la imagen corporal suele estar alterada o existe una importante insatisfacción con ella. Además, las personas con estas patologías presentan otro problema: consideran que su cuerpo no puede ser aceptado como válido por los demás ni por ellas mismas.
Cuando
existen problemas con nuestra imagen corporal es vital trabajar la
identificación de cómo somos físicamente (sin distorsiones), para poder aceptarnos posteriormente y aprender a cuidar y valorar nuestro cuerpo. Porque él somos nosotros mismos.