martes, 29 de diciembre de 2015

¿Soy asertivo?

Es muy común oír hablar acerca de la asertividad y de la importancia de ser asertivo pero, ¿sabemos realmente de qué nos referimos cuando utilizamos este término? 

La asertividad es un tipo de estilo de comunicación en el cuál una persona expresa sus propios deseos e ideas teniendo en cuenta y respetando a los demás.

A diferencia de la asertividad, existen otros dos estilos comunicacionales: el pasivo y el agresivo.
  • El pasivo se caracteriza por no expresar nuestras opiniones o deseos, dejando que otros decidan por nosotros.
  • El agresivo consiste en imponer nuestra forma de pensar o lo que queremos, sin respetar que los demás pueden tener opiniones o ideas distintas. 
Vía/la.cdnmob.org

Pero, ¿cómo podemos hacer para ser asertivos? Existen algunas pautas para tratar de comunicarse de forma asertiva:
  • tratar de que la persona con la que queremos hablar pueda centrar su atención en nosotros.
  • ser lo más breve y conciso posible, sin desviarse del tema.
  • hablar acerca de hechos concretos no de ideas. Por ejemplo: "el lunes cuando me llevaste al trabajo, me dijiste...".
  • describir lo que nos gustaría que hubiera sucedido en lugar de lo que ocurrió.
  • expresar cómo nos ha hecho sentir eso que ha sucedido. Por ejemplo: "cuando me dices esto, yo me siento muy triste".
Ser asertivo puede tener unos resultados interesantes, ya que las personas que lo son suelen conseguir con más frecuencia sus objetivos y son capaces de respetarse a sí mismos y a los demás. 

martes, 15 de diciembre de 2015

¿Cómo puedo tener un sueño reparador?

En la anterior entrada del blog comenzamos a hablar acerca de la importancia de tener un sueño reparador. Por ello, esta semana os indicaré algunas pautas para conseguir dicho objetivo y evitar tener dificultades para dormir.
 
Algunas de las pautas más relevantes para tener en cuenta son las siguientes:
  • No tomar sustancias excitantes como café, té o alcohol a última horta de la tarde o por la noche. 
  • Evitar dormir la siesta o, en caso de dormirla, que no sea durante un intervalo de tiempo superior a media hora.
  • Hacer una cena ligera, dejando un intervalo de tiempo por lo menos una hora entre el fin de la cena y la hora de acostarnos.
  • Evitar realizar ejercicio físico a última hora de la tarde. 
  • Mantener horarios regulares: acostarse y levantarse a horas semejantes todos los días. 
  • Tener un ambiente adecuado para dormir, evitando ruidos, demasiada luz, etc...
  • No es recomendable pasar mucho tiempo en cama antes de irse a dormir. Por ejemplo, si nos gusta ver la televisión o leer antes de dormir, es recomendable que no lo hagamos en cama. 
Aunque habría muchas otras pautas que serían aconsejables para evitar tener problemas de sueño, éstas son algunas de las más importantes que yo suelo recomiendar a mis pacientes. 
¿Se os ocurre alguna más?

miércoles, 2 de diciembre de 2015

El combustible de nuestro cuerpo

Como suelo explicar siempre a mis pacientes, igual que los coches necesitan gasolina o diesel para poder funcionar, las personas humanas necesitamos tres elementos que son indispensables para poder "arrancar": respirar, comer y dormir.

En la entrada del blog de hoy os hablaré del último de estos elementos: el sueño
De entrada, parece que dormir es algo muy sencillo. De hecho, cuando las personas no tenemos dolencias importantes y estamos bien anímicamente, dormir no suele conllevar demasiadas dificultades. El problema suele aparecer cuando se da algunas de estas dos condiciones y la cabeza empieza "dar vueltas" acerca de aquello que nos preocupa.

Por otro lado, dormir no sólo implica meterse en la cama. Nuestra mente necesita "desactivarse" y entregarse al sueño durante un número razonable de horas (de media se suele establecer en torno a 8 horas de sueño para poder descansar adecuadamente, aunque esta cuestión es muy personal). Si duerme menos de esas horas o si, durante ellas, se producen despertares, la persona probablemente tenga la sensación de que no ha descansado adecuadamente esa noche.

Una medida para valorar si nuestro sueño es reparador o no suele ser tener en cuenta estos dos factores (las horas de sueño y los despertares), aunque también se suele preguntar acerca de si la persona tiene somnolencia durante el día.

En relación al sueño, la realidad es que una cosa es cierta: si no dormimos bien por la noche, nuestro cuerpo no efectuará ese descanso que necesita. Sin embargo, si esto se produce días aislados, no supone un problema. De hecho, es muy común que salgamos por la noche de fiesta y no descansemos adecuadamente ese día y, aunque es probable que nos sintamos cansados al día siguiente, no pasa nada por ello. El problema aparece cuando existe en nosotros una incapacidad persistente para mantener un sueño reparador durante días, semanas o meses.

En la próxima entrada os indicaré unas pautas para favorecer un sueño reparador. ¡Os espero!

martes, 17 de noviembre de 2015

¿Cómo le explicamos a los niños que hubo un atentado?

Cuando pensamos en las personas que han sido víctimas de un atentado terrorista sabemos que, posteriormente, tendrán unas repercursiones a nivel psicológico por haber sido víctimas de dicho suceso. Sin embargo, no sólo ellos podrán presentar estos síntomas, sino que cualquier persona que haya presenciado el suceso o que lo haya visto por televisión podría llegar a desarrollar alguna repercusión a nivel emocional también. 

Cuando escuchamos en los medios de comunicación este tipo de noticias o vemos las imágenes de personas que han sido gravemente dañadas es normal sentir angustia, tristeza y un montón de emociones que a veces nos puede resultar difícil manejar. Y si es así para nosotros los adultos, para los niños, que todavía están elaborando sus propios recursos de afrontamiento ante situaciones complejas, puede serlo más aún. 


Por ello, es importante que podamos explicarles a los niños qué ha pasado y crear un clima de confianza en la familia que permita que el niño pueda preguntar las dudas que le susciten. 

En general, la estrategia más útil suele ser decir la verdad, sin tratar de disfrazar la realidad con una explicación que quite importancia a lo que ha sucedido, porque realmente este hecho es muy impactante para todos nosotros. Debemos transmitir un poco de calma y realismo en un momento en el cual estamos percibiendo que el mundo es un lugar desolador, lleno de peligros y de miedos que nos hacen sentir vulnerables.

Victoria Noguerol es una psicóloga clínica experta en problemas de la infancia. Ella recomienda que demos a los niños una explicación que deje claro que este tipo de sucesos traumáticos como puede ser un secuestro, una tragedia o un acto terrorista no son normales en la vida. Son sucesos que ocurren de forma muy puntual y que, aunque hayan ocurrido una vez, eso no quiere decir que ahora vayan a suceder todo el tiempo. También es importante entender que la gran mayoría de las personas son individuos que tratan de hacer las cosas bien, que se equivocan a veces, pero que tienen buenas intenciones y que sólo un pequeño porcentaje de personas hacen daño a otras.

Si damos una explicación de este tipo a nuestros hijos les evitaremos un importante sufrimiento innecesario, ya que su cabeza tiende a maximizar los riesgos y peligros que hay en la vida cuando no tienen una explicación adecuada para entender lo que está sucediendo en el mundo.

martes, 3 de noviembre de 2015

Piensa mal y te sentirás peor

En muchas ocasiones de nuestra vida nos sentimos mal aunque no nos ha sucedido nada especialmente grave. En esos momentos, puede suceder que también pensemos que no tenemos porque sentir eso, que no nos falta de nada. Pero, sin embargo, cambiar cómo nos sentimos suele ser una tarea complicada.  

En algunas de estas situaciones es muy común que esta emoción negativa vaya acompañada de algún pensamiento que resulta inadaptativo. Esto sucede debido a que lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos está interrelacionado aunque tendamos a pensar que no es así.

 
 
Pero, ¿cómo podemos saber si nuestra forma de pensar es inadaptativa o no? Isabel Pinillos (2007), señala que las creencias inadaptativas se caracterizan por:
  • estar formuladas en términos de generalización o absolutistas (por ejemplo la idea de que "todo lo que hago está mal").
  •  hacer referencia a obligaciones que uno se autoimpone a sí mismo (por ejemplo "tengo que hacer las cosas bien").
  • exagerar las consecuencias negativas de un acontecimiento ("si ocurre esto, nada valdrá la pena ya").

Algunas de las creencias inadaptativas más comunes son las siguientes:
  • "Necesito que me quieran y aprueben lo que hago".
  • "Uno debe ser competente y eficaz en las cosas que hace".
  • "Es horrible que las cosas no salgan cómo uno desea".
  • "Las personas malas deberían ser castigadas por sus actos".
  • "Uno debe sentir miedo ante cualquier cosa desconocida o peligrosa"...

¿Reconocéis en vosotros mismos algunas de ellas? ¿Soléis pensar de esta forma? Si la respuesta a estas preguntas es sí, estáis pensando desadaptativamente.

martes, 13 de octubre de 2015

La primera vez

Cuando un paciente acude a una consulta de psicología clínica por primera vez le vamos a hacer una serie de preguntas. Algunas de ellas están relacionadas con el motivo por el que acude a la consulta, su situación actual, alguna información de interés de su vida pasada y en qué considera que le vamos a poder ayudar nosotros. 

Otra pregunta que yo siempre hago a mis pacientes es si es la primera vez que acuden a la consulta de un psicólogo. Aunque en algunos casos ya lo han hecho anteriormente (incluso a veces han pasado por varios tipos de psicoterapias distintas), en otros nunca han acudido previamente.


Yo siempre suelo explicar a los pacientes mi forma de trabajo, independientemente de si forman parte del primer caso o del segundo. Hacer explícitas unas marcas de contexto ayuda a que el paciente se pueda hacer una idea de cómo vamos a trabajar y de si encaja en sus expectativas iniciales.

Las marcas de contexto se definen como todos aquellos aspectos que pueden influir en la relación terapéutica con los pacientes. Así, el simple hecho de que el terapeuta lleve una bata blanca mientras pasa consulta o que en la sala de terapia haya mesa o no, son aspectos que definirán la relación e influirán sobre ella. 

Otras cuestiones que serán fundamentales son el espacio físico en el que atendemos a nuestros pacientes (si transmite calma, si es un espacio con elementos médicos debido a que tenemos que compartir el despacho con otros profesionales...), la frecuencia y duración de las sesiones o el precio que estimamos oportuno cobrar por cada consulta.

Es fundamental que podamos explicitar durante la primera sesión todos los aspectos que consideremos oportunos en relación a las marcas de contexto, así como dar una explicación de cómo vamos a trabajar el motivo por el que busca ayuda el paciente. Hacerlo de esta forma, ayuda a que los pacientes, que en un primer momento suelen estar bastante nerviosos, tengan la sensación de que el mundo en nuestra consulta es claro y predecible, algo muy importante cuando tratamos dificultades a nivel emocional.

martes, 29 de septiembre de 2015

"Sin ti no soy nada"

Los problemas emocionales son muy frecuentes en nuestra sociedad. Trastornos o problemas relacionados con la depresión y con la ansiedad son muy prevalentes en la población española. 

La dependencia emocional aparece muy relacionada a estos dos problemas y causa un importante malestar subjetivo en las personas que mantienen relaciones disruptivas con sus parejas u otras que han renunciado a ello porque vivir en pareja les causa mucho sufrimiento. 

Tal y como nos decía Arthur Shopenhauer, "el instinto social de los hombres no se basa en el amor en la sociedad, sino en el miedo a la soledad". Y es ese pánico a quedarnos solos en el mundo el que facilita que nos embarquemos o mantengamos en relaciones que son dañinas para nosotros mismos.


La dependencia emocional es un concepto que ha sido definido de diferentes formas. En términos generales, se considera que tenemos dicha dependencia cuando estamos tan implicados en una relación que se produce una afectación en nuestra visión de nosotros mismos y de los demás

Por otro lado, se habla de la dependencia emocional en términos de adicción, como lo sería la adicción a la cocaína, la heroína o a las compras. En este caso, nos haríamos "adictos" a la otra persona. Nos sentiríamos tranquilos y aliviados cuando esa persona está con nosotros, pero si se ausentara, comenzaríamos a sentir malestar y miedo a perderla. 

Sin embargo, la cuestión es que, desde nuestro nacimiento, ya somos dependientes de otras personas (como nuestros padres) para garantizar la supervivencia. Entonces, ¿porqué algo que fue tan adaptativo en su momento puede causar tantos problemas a largo plazo?

La realidad es que, en nuestra infancia, todos necesitamos de esa dependencia. Sin embargo, con el tiempo, una de las funciones que todo niño o adolescente debe conseguir es la de hacerse independiente y aprender a manejarse por sí mismo. De hecho, si este objetivo no se consigue, pueden aparecer múltiples problemas en la vida adulta. Algunas de las consecuencias serían que tendríamos que "colgarnos" de otras personas y olvidar nuestros propios deseos, ya que nuestra misión será que los demás estén contentos con nosotros, porque sino pueden abandonarnos. Algo que nos aterrorizaría. 

martes, 22 de septiembre de 2015

El trastorno de la personalidad límite

Recientemente os he hablado en el blog acerca de los trastornos de personalidad. Hoy me voy a centrar en un trastorno del que se está hablando bastante últimamente: el trastorno de la personalidad límite.

Los manuales diagnósticos más importantes (CIE-10 y DSM-V) consideran que la clave de las personas que cumplen criterios para este trastorno es la presencia de la inestabilidad en diferentes áreas (las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos) y de una impulsividad intensa.


Sin embargo, además de estos dos aspectos centrales, existen otras características que definen este trastorno: 
    • realizan constantes esfuerzos por evitar el desamparo, real o imaginario.
    • mantienen relaciones interpersonales inestables e intensas, en las cuáles suelen idealizar a la otra persona y, posteriormente, devaluarla.
    • amenazas o intentos de suicidio o comportamientos autolesivos (como por ejemplo hacerse cortes con objetos punzantes en los brazos). 
    • estado de ánimo muy oscilante (pueden tener momentos con un estado de ánimo muy bajo, otros con mucha irritabilidad y otros en los que sienten una gran ansiedad). 
    • sensación crónica de vacío.
    • dificultad para controlar la ira.
    • ideas paranoides o síntomas disociativos graves. 

    Aunque estos síntomas aparecen claramente identificados en los manuales diagnósticos de referencia, debemos tener en cuenta que para diagnosticar a una persona con este trastorno, es necesario valorar que presente dichas características en diferentes contextos de su vida cotidiana y que le limiten de forma importante en su día a día. 

    Por ello, la mejor herramienta diagnóstica será la entrevista clínica que un personal cualificado puede llevar a cabo y no la mera enumeración de varios síntomas de la lista que, por otro lado, todos podemos presentar en un momento determinado de nuestras vidas. 

    martes, 15 de septiembre de 2015

    ¿Qué puedo hacer cuando mi hijo me miente?

    Se acerca la hora de irse a dormir y una madre le pregunta a su hijo si se ha lavado ya los dientes. El niño contesta que sí. Entonces la madre le pide que se los enseñe y observa que están sucios. Como consencuencia de ello, la madre le recrimina que están sin lavar y su hijo se ríe diciendo que no lo ha hecho. 

    Esta conversación sería un ejemplo muy común de una mentira que los niños cuentan frecuentemente a sus padres. Si, en este caso, la mamá de este niño está de buen humor, la situación se resolverá sin mayores problemas. Pero si, en el caso contrario, su madre está agotada y no le queda ya mucha paciencia, puede acabar con una discusión acerca de que es un mentiroso y con un castigo por haber faltado a la verdad. 

    En este caso, la intención del niño probablemente sea escapar del sentimiento desagradable de tener que acatar una orden, algo que es una constante en la vida de los niños. Y aunque a nadie, incluso cuando nos convertimos en personas adultas, nos gusta recibir órdenes de otras personas, nos cuesta entender que a nuestros hijos les pasa exactamente lo mismo que al resto de los mortales.


    Sin embargo, las mentiras de nuestros hijos nos ponen al límite y pueden hacer que muchos padres se enfaden y traten de corregir una y otra vez ese comentario en el que su hijo ha faltado a la verdad.

    Entonces, ¿qué podemos hacer cuando nuestros hijos mienten? Aunque esta no es una pregunta de fácil respuesta, hay ciertos aspectos que podemos tener en cuenta para tratar de actuar de la forma más adecuada posible:
    • Es muy importante recordar que los niños no mienten con la intención de hacernos daño, sino que suelen hacerlo porque eso les permite sufrir menos, recibir atención de personas importantes para ellos o, simplemente, jugar empleando el humor, diciendo cosas totalmente disparatadas.
    • Por otro lado, emplear estrategias sancionadoras, como por ejemplo castigarle por haber mentido, no suele dar buen resultado, ya que puede ocasionar que el niño sienta que no le estamos entendiendo.
    • Si queremos saber quién ha hecho una travesura puede ser aconsejable emplear frases como "¿Quién tiene el valor de contar su travesura?". Posteriormente, podemos felicitarlo por haber dicho la verdad, aunque luego le expliquemos tranquilamente que ha hecho algo que puso triste a papá o a mamá.   
    Por lo tanto, la opción más acertada puede ser tratar de buscar la causa y la intención con la que el niño ha dicho esa mentira. Así, un niño puede mentir en el colegio diciendo que tiene un tío que conoce a un jugador de fútbol famoso, con la intención de "hacerse el interesante" y captar la atención que, de otra forma, no pudo conseguir de sus compañeros. Si detectamos que esa era su intención, podemos enseñarle a recibir atención de los demás de una forma más adecuada y sin tener que recurrir a las mentiras.

    martes, 8 de septiembre de 2015

    "Si tú me mientes"

    Muchos padres suelen decirme que están preocupados porque sus hijos mienten. Consideran que, si les dicen mentiras, no van a poder creerles en otras ocasiones cuando les estén diciendo la verdad. Por tanto, ven dichas mentiras como una traición a la confianza que habían depositado en ellos. 

    Sin embargo, la realidad es que todos mentimos en algunas ocasiones. También es cierto que no todas las mentiras tienen la misma importancia. Por ejemplo, en algunas ocasiones, las personas decimos "mentirijillas" y aunque sabemos que no estamos diciendo la verdad, nuestra intención no es hacer daño a nadie.


    Sin embargo, el tema se complica cuando hablamos de los niños. Su mundo está dominado por la imaginación. Por ello, en algunas ocasiones, aunque nos parezca que nos están mintiendo, la realidad es que a los niños pequeños les cuesta diferenciar entre lo que es real y lo que es imaginario.

    Por otro lado, normalmente las mentiras en los niños pueden deberse a uno de estos aspectos:
    • el niño busca sentirse importante o "hacerse el interesante".
    • el niño trata de huir de algo que le hace daño.

    Debido a esto, nuestra labor es enseñar a los niños dónde están los límites entre la realidad y la imaginación, pero tratando de comprenderles y ayudándoles a escoger las palabras justas sobre sus sentimientos.

    martes, 1 de septiembre de 2015

    ¿Está mal ser cómo soy?

    Una de mis pacientes me preguntó el otro día si estaba mal ser como ella era. Inicialmente, la pregunta me sorprendió un poco por lo que me interesé en saber porqué tenía esa duda, cuando realmente, ella es una buena persona con unos buenos valores. 

    Ella me contestó que tenía la "personalidad trastornada", debido a que en un informe clínico que le habían hecho ponía que tenía un trastorno de la personalidad. Entonces me dí cuenta de que no entendía lo que era dicho trastorno.

    Es cierto que cada uno somos diferentes de los demás, porque nuestra forma de ser se va formando desde nuestra infancia, a través de las experiencias que vivimos a lo largo de nuestra vida. La personalidad se va configurando para adaptarnos al medio en el que vivimos y, a veces, lo que ha resultado útil en un determinado momento, deja de serlo pasado un tiempo.


    Esto es lo que ocurre, en muchas ocasiones, con los trastornos de personalidad. Por ejemplo, si crecemos en el seno de una familia muy estricta, puede ser muy útil convertirnos en personas perfeccionistas, tratando de que nuestro comportamiento se adapte a las normas establecidas con el fin de evitar castigos. Sin embargo, si esta forma de ser la llevamos "al extremo" y dedicamos mucho tiempo a hacer una tarea con el fin de que esté perfectamente realizada o, si tenemos que hacer un trabajo en grupo y somos incapaces de delegar en los demás ninguna tarea porque necesitamos supervisarlo todo nosotros, podemos tener un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

    Sin embargo, presentar ciertos rasgos de personalidad no es suficiente para cumplir los criterios establecidos por el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) de un trastorno de personalidad. Para poder recibir este diagnóstico, es necesario que la persona presente como consecuencia de su forma de ser:
    • un malestar importante.
    • limitaciones a nivel social, laboral o en otras áreas importantes de su vida.
    • dichos rasgos de forma inflexible en diferentes situaciones.

    La realidad es que, tengamos o no un trastorno de personalidad, todos tenemos ciertos aspectos a mejorar como personas. Sin embargo, lo más importante no es ser "perfectos", sino tratar de hacer las cosas lo mejor que podamos y sin dañar a otros, pero sin perder de vista el objetivo de la vida: poder disfrutar de ella, porque, como se suele decir, ¡sólo se vive una vez!

    martes, 25 de agosto de 2015

    ¿Qué es la personalidad?

    Seguramente muchos de vosotros habéis pensado en algún momento de vuestra vida en compraros un coche. Si os acercáis a algún concesionario a ver los diferentes modelos de automóviles que os interesan, os encontraréis con que hay determinadas características o accesorios del coche que trae incorporados en el precio base y otros que forman parte de otros packs que debemos contratar aparte.

    Con las personas sucede lo mismo. Cuando venimos a este mundo nacemos con un temperamento que nos caracteriza. Por tanto, el temperamento es algo que viene con nosotros "de serie". Seguramente habéis oído, en muchas ocasiones, hablar acerca de cómo es cada bebé: los hay que lloran toda la noche y que es muy difícil calmarlos, pero también existen otros que son muy tranquilos y que apenas demandan atención de sus padres.


    Sin embargo, no todos los aspectos que nos definen como personas aparecen desde nuestro nacimiento. Nuestra personalidad es uno de esos packs que tendremos que añadir para que nuestro "coche" esté completo.

    La personalidad se irá formando y modificando a lo largo de toda nuestra vida desde las primeras experiencias que vivimos. Y como los seres humanos somos seres sociales, dichos cambios son consecuencia de la influencia de otras personas que son relevantes para nosotros: nuestros padres o cuidadores, los profesores, los amigos que vamos haciendo a lo largo de nuestra vida, etc...

    Pero, ¿qué entendemos realmente por personalidad? La personalidad se puede definir como el conjunto organizado de características que posee una persona. Dichas características tienen una importante influencia sobre sus pensamientos, sentimientos, actitudes, hábitos y conductas a través de las diferentes situaciones a las que se expone un individuo.

    Por tanto, que cada uno de nosotros tenga su propia personalidad es algo fundamental porque, además de definir lo que somos, nos diferencia de las demás personas, convirtiéndonos en seres únicos. También influye sobre el desarrollo de las demás habilidades que adquirimos a lo largo de la vida y de que estemos más o menos integrados en los grupos sociales a los que pertenecemos.

    martes, 18 de agosto de 2015

    "Odio mi cara"

    La imagen corporal es una cuestión de gran importancia para muchas personas hoy en día. De hecho, es muy común escuchar a la gente hablar de que tiene que hacer dieta para entrar en ese vestido o que debe apuntarse a un gimnasio para empezar la conocida operación bikini.

    Y aunque es saludable cuidarse, comer de forma equilibrada y hacer un poco de ejercicio físico, hay personas que convierten su cuerpo en el centro de su vida, llegando a condicionar las actividades que realizan y sus relaciones interpersonales en función de pequeños detalles de su propio aspecto físico.

    Hace unos años llegó a mi consulta un paciente con una demanda que me soprendió especialmente. Él era un chico muy joven y claramente agraciado físicamente, por lo que mi sorpresa vino cuando me dijo que odiaba su cara. Mi primera reacción fue de total incomprensión.  ¿Cómo era posible que no fuera capaz de ver lo que mis ojos y los de cualquier otra persona podían ver?  

    Evidentemente, el atrativo físico y la belleza son una cuestión subjetiva, pero lo que yo tuve claro fue que su cara no resultaría desagradable a la gran mayoría de la gente. Posteriormente pensé en la posibilidad de que  tuviera un trastorno dismórfico corporal, especialmente cuando me explicó el motivo de porqué odiaba tanto su cara: una pequeña cicatriz que tenía en la frente.

    El DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría) define el trastorno dismórfico corporal por la preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico. Sin embargo, dichas imperfecciones no son observables o no tienen importancia a los ojos de otras personas. 

    Además de este chico, he visto otros casos en los que la preocupación por la apariencia física, especialmente algún mínimo defecto, causaba una importante limitación para la persona. Por ejemplo, personas que se someten a operaciones de cirugía estética porque consideran que sus orejas son demasiado grandes o que su nariz es desproporcionada. No obstante, si cualquiera de nosotros observa a estas personas por la calle, no nos percataríamos de dichos  defectos.

    Aunque la realidad es que todos tenemos pequeñas imperfecciones con las que convivimos, estas personas sienten un gran malestar a diario en relación a estas imperfecciones que ellos consideran de suma importancia. Por ello, es recomendable que podamos aceptarnos tal y como somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes, porque todos somos diferentes y valiosos por lo que somos.

    martes, 11 de agosto de 2015

    ¿Conocéis el monstruo de colores?

    Este fin de semana, caminando por la calle, vi en el escaparate de una librería un libro que me pareció interesante. Se titulaba "El monstruo de colores". Entré y le pedí a la dependienta si me dejaba verlo por dentro y me quedé enamorada de él. 

    La autora de este álbum ilustrado es Anna Llenas. Ella es ilustradora y diseñadora gráfica, pero también es una persona que conoce bien cómo funcionan nuestras emociones. Y lo más importante, ha sabido explicarlo de forma sencilla para el público más difícil: los niños.


    La historia que relata es la de un monstruo que se encuentra confundido y no sabe lo que le pasa. Se ha quedado atrapado en un montón de emociones (la alegría, la tristeza, la rabia, el miedo y la calma) y no sabe qué hacer con todas ellas. 

    Por suerte, esta vez el monstruo va a poder contar con la colaboración de una niña que le ayudará a entender y poner nombre a las emociones que está sintiendo. De esta forma, entre los dos van a guardar dentro del bote adecuado cada una de las emociones que siente. 

    Este libro me parece muy recomendable para trabajar las emociones con los niños, una tarea que a veces no es muy sencilla, ya que los sentimientos no son objetos que podamos tocar. 

    Me despido por hoy, pero antes os dejo un vídeo explicativo acerca de esta maravillosa historia. ¡Espero que os guste!


    martes, 4 de agosto de 2015

    ¿Pesadillas o terrores nocturnos?

    Todos nos hemos levantado alguna mañana o nos hemos despertado en mitad de la noche después de tener pesadillas. Las pesadillas suelen ser bastante desagradables y su contenido puede ser muy diverso. Algunas de las más comunes suelen tratar acerca de la muerte de alguna persona a la que queremos, no poder escapar cuando nos persiguen o perderse algún evento importante para nosotros.

    Los terrores nocturnos son un tipo de trastorno del sueño. Se definen como episodios recurrentes en los que despertamos de forma brusca con intenso terror. Generalmente comienzan con gritos de pánico y es muy común sentir taquicardias, aumento del tamaño de las pupilas y sudoración.


    Según todo esto, las pesadillas y los terrores nocturnos tienen bastantes cuestiones en común. Entonces, ¿cómo podemos diferenciarlos?
    • Las pesadillas suelen ser bastante elaboradas y solemos recodarlas cuando nos despertamos. Se asocian a la fase REM del sueño y suelen aparecer en la segunda mitad de la noche. Cuando el niño despierta, suele tener miedo o ansiedad.
    • Por otro lado, el contenido de los terrores nocturnos no suele recordarse cuando despertamos. A pesar de que el niño puede incorporarse en la cama y gritar, suele ser complicado despertarle. Se asocian a fase no REM del sueño y aparecen en la primera mitad de la noche. Cuando despierta, se experimenta una ansiedad muy intensa.

    martes, 28 de julio de 2015

    Cumplir tus sueños y hacer historia

    Todas las personas tenemos cualidades que nos hacen especiales y nos ayudan a luchar por nuestros sueños. Desde muy pequeños nos enseñan a cultivarlos, porque dichos valores nos ayudarán en nuestra vida adulta cuando nos enfrentemos con dificultades.

    Otros valores los aprendemos por nosotros mismos a través de las experiencias que vivimos a lo largo de la vida. Pero la realidad es que todos ellos son muy valiosos. 

     
    Generalmente, los psicoterapeutas solemos centrarnos más en las partes más desadaptativas de las personas o aquellas que dan problemas. Debido a ello, olvidamos todas esas cualidades que pueden ayudarnos a compensar nuestros déficits o las cosas que se nos dan mal. Sin embargo, cuando trabajamos con estos valores aumentan considerablemente las posibilidades de que la persona tenga éxito en su vida y que salga reforzada como alguien válido. 

    Pongamos el caso de un niño que tiene dificultades para realizar los ejercicios que le pide su profesor en el colegio. El ser constante en sus estudios y la dedicación de tiempo, para poder realizar dichas tareas con tranquilidad y poder entender lo que se le pregunta en cada problema, serán dos cualidades muy importantes que podemos aprovechar. 

    Esos mismos valores son los que presentan, por ejemplo, muchos investigadores que han descubierto importantes logros para la sociedad. Un ejemplo muy conocido sería el de Alexander Fleming. Fleming se entregó durante años al estudio de las defensas del cuerpo humano contra las infecciones provocadas por bacterias. Fruto de su dedicación a dicho estudio y de su curiosidad consiguió descubrir algo que revolucionó el mundo de la medicina: la penicilina.

    Podríamos poner otros muchos ejemplos como el de Marie Curie o John Nash. También el de múltiples deportistas que dedicaron a tiempo completo su vida a su sueño, renunciando a otras actividades de ocio que todos realizamos como salir con los amigos o ir al cine. Todos ellos son una muestra de una resistencia física increíble y una entrega total a innumerables horas de entrenamiento. Y todo por cumplir sus sueños y hacer historia. Algunos de los nombres que ahora vienen a mi cabeza son Roger Federer, Cristiano Ronaldo o Pau Gasol, aunque la lista sería interminable.

    martes, 21 de julio de 2015

    Un viaje por las emociones: "Del revés"

    Pete Docter nos tiene acostumbrados a visitar sitios especiales que nos hacen soñar. Algunas de las películas de las que ha formado parte, que todos conocemos y que nos han hecho disfrutar y sufrir a la vez que sus personajes principales, han sido Up, Toy Story, Monstruos S.A., etc...

    Sine embargo, en esta ocasión el destino al que nos transporta es algo diferente: nos ha preparado un maravilloso viaje al interior de nuestro cerebro: un viaje a través de nuestras emociones. El título de esta nueva película es "Del revés" (Inside Out) y nos invita a través de su lema a conocer las pequeñas voces dentro de nuestra cabeza.

    La protagonista de la película es Riley, una niña de 11 años. A través de ella vamos a poder conocer las emociones básicas de todo ser humano: la alegría, el miedo, la tristeza, la ira y el asco. Estas cinco emociones se encuentran dentro de un centro de control, que dirige el comportamiento y las decisiones que toma Riley, misión que tienen nuestras emociones en la realidad. 

    Esta película supone una iniciativa muy interesante. Además, no todos los días nos encontramos con una forma tan lúdica de aprender algo que es vital que todos conozcamos: nuestras emociones.

    Conocer y saber cómo manejarlas es un aprendizaje muy importante para saber afrontar las diferentes situaciones que nos podemos encontrar en nuestro día a día. Por ello, esta iniciativa de Disney y Pixar me parece interesante para que los niños aprendan desde pequeños a identificar sus emociones y a regularse a sí mismos.

    Os dejo aquí el trailer para que podáis verlo y os animéis a ver la película.


    martes, 14 de julio de 2015

    Entendiendo a las personas con TOC

    Como sabéis, la semana pasada me he ido a Barcelona a reciclar mi formación en el trastorno obsesivo-compulsivo (podéis leer más acerca de este trastorno en el enlace que he escrito hace varios meses en el blog, ¿tengo un trastorno obsesivo-compulsivo?).

    Tal y como he explicado en la entrada del blog del mes de marzo (¿Cómo podemos superar el trastorno obsesivo-compulsivo?), es un trastorno en el que, existen abordajes psicoterapéuticos que han demostrado su eficacia, como la exposición con prevención de respuesta. Sin embargo, en algunos casos su eficacia es solamente parcial, lo que me ha hecho pensar que había otros aspectos que no estábamos tratando ni teniendo en cuenta en estos pacientes.


    Algunas de las cuestiones que creo que pueden ser importantes a la hora de trabajar con las personas que padecen este trastorno son las siguientes:
    • suelen presentar problemas de apego. 
    • es común que tengan dificultades para autorregularse emocionalmente. 
    • muchos de ellos crecen en entornos en los cuáles la exigencia es alta.
    • en la edad adulta se convierten en personas muy responsables. De hecho, la limpieza y el control suelen ser cuestiones en las que su responsabilidad se convierte en una necesidad casi irrefrenable. 
    • generalmente, son muy perfeccionistas. Ya desde niños tratan de ser "niños buenos", muy preocupados por el bienestar de los demás y por no disgustar a sus padres.
    • toleran muy mal la incertidumbre.
    • tratan de controlar sus emociones realizando actos (compulsiones como por ejemplo verificar una y otra vez si han cerrado el coche) con el objetivo de reducir la ansiedad que sienten. 
    Como consecuencia de todo esto, las exigencias que han ido aprendiendo desde su infancia, se convierten en cuestiones que se imponen a sí mismos. Estas imposiciones son cada vez mayores,  tendiendo a evitar hasta el extremo que pueda ocurrir cualquier cosa que implique una "catástrofe" para ellos (por ejemplo, si no limpio el suelo cada vez que entro en casa, mis hijos se pueden contagiar y morirse de alguna enfermedad).

    Por otro lado, las compulsiones son cada vez más frecuentes debido a que se asocian con la sensación  de liberación del malestar emocional, algo que es muy difícil de soportar para estas personas debido a que no toleran adecuadamente las emociones.

    martes, 7 de julio de 2015

    Construyendo nuevos aprendizajes

    ¡Buenos días!

    Como algunos de vosotros ya sabéis, uno de los tipos de psicoterapia en los que me he formado es EMDR (aquí tenéis una entrada en la que explico en qué consiste para los que no lo sepáis Francine Shapiro y el EMDR). 

    Y como la formación es algo muy importante para mí y estoy constantemente reciclándome, esta semana estaré en Barcelona en el curso de TOC y EMDR, tratando de repasar conceptos y aprender más cosas nuevas.


    La semana que viene escribiré una nueva entrada. ¡Os espero!

    martes, 30 de junio de 2015

    Señales de alarma del síndrome de Asperger

    El síndrome de Asperger suele detectarse porque los padres empiezan a sospechar que su hijo es diferente a los demás niños. Es muy común que estas sospechas no aparezcan antes de los 3 años. Sin embargo, la edad a la que suelen recibir el diagnóstico suele ser cuando ya tienen unos 10 años aproximadamente.


    Algunos de los signos de alarma que indican a los padres que su hijo es distinto de los demás son los siguientes: 
    • La hipersensibilidad a algunas texturas o sonidos.
    • Especial apego hacia algunos juguetes.
    • Emplea un vocabulario demasiado avanzado o poco apropiado para su edad.
    • Le cuesta tolerar que se altere la rutina diaria.
    • Tendencia a hablar sobre temas específicos que son de interés.
    • Dificultad para mostrar empatía hacia los demás.
    • Pueden mostrar ciertas habilidades sorprendentes en determinadas áreas como por ejemplo recordar listas muy largas de objetos que le interesan especialmente.
    • Dificultad para entender los dobles sentidos o las frases hechas.
    • Suele preferir jugar solo en vez de con otros niños.

    La detección temprana del síndrome de Asperger es muy importante. Poder realizar una intervención lo antes posible sobre las dificultades que tienen estos niños  ayuda a reducir la incertidumbre de los padres, permite que puedan comprender las dificultades de su hijo y que aprendan cómo deben comportarse con él y cómo deben educarle.

    martes, 23 de junio de 2015

    El síndrome de Asperger

    Hans Asperger fue un pediatra que publicó un artículo acerca de lo que él denominó el Síndrome de Asperger, en el que describía a un grupo de niños con características similares muy peculiares que él no había visto antes. Los síntomas que había observado eran los siguientes: 
    • Eran chicos que vivían en un "mundo aparte".
    • Su forma de relacionarse con las demás personas era extraña. 
    • Tenían un vocabulario extenso y su discurso era fluido, aunque solían relacionarse mediante monólogos y no con intercambios conversacionales.
    • Tenían una pobre comunicación no verbal.
    • Se caracterizaban por tener unos intereses muy peculiares, como por ejemplo coleccionar determinados objetos.
    • Su coordinación motriz y organización del movimiento eran generalmente pobres. 
    Actualmente, a las personas que padecen este trastorno se las clasifica dentro del grupo de los trastornos del espectro autista, según los manuales diagnósticos psiquiátricos actuales. Estos trastornos se caracterizan por los siguientes síntomas:
    • Déficits persistentes en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos.
    • Patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidas y repetitivas.
    • Los síntomas deben estar presentes en la primera infancia.
    • Estos síntomas limitan el funcionamiento cotidiano.
    En la entrada del próximo martes continuaremos hablando sobre este tema.¡Os espero!

    martes, 16 de junio de 2015

    Frederick

    Todos los seres humanos somos similares en algunos aspectos, pero la realidad es que cada persona es diferente de las demás. Cada uno de nosotros es especial y no existe una copia exacta de nosotros mismos.

    De hecho, son estas diferencias las que nos hacen interesantes. Si a todos nos gustasen las mismas cosas, como por ejemplo si todos amásemos la carpintería, todos querríamos aprender este oficio y nadie querría ser médico, fontanero o músico, lo cuál podría suponer un problema para la sociedad.

    Por otra parte, seguramente hemos oído que es bueno mostrarnos tal cuál somos y no comportarnos como hacen otras personas, debido a que por mucho que lo intentemos, nunca vamos a gustar y a caer bien a todo el mundo. 


    Uno de los libros que os recomiendo para poder trabajar con los niños la importancia de ser nosotros mismos es el de Fréderick. Su autor es Leo Lionni y está publicado en la editorial Kalandraka.

    El argumento trata sobre la vida de unos ratoncitos que están recolectando provisiones para sobrevivir durante el invierno. Todos colaboran menos uno de ellos, Frederick. Él está recolectando palabras y colores para ayudar al resto de los ratoncitos a soportar la crudeza del invierno con sus poesías. Al final del cuento podemos ver como todos aceptan a Fréderick tal y como es, a pesar de que sea diferente a los demás.

    Además de ser una historia muy interesante para poder trabajar la importancia de aceptar a los demás tal y como son, el libro tiene unas maravillosas ilustraciones a color, como la que aparece en la fotografía, que lo hacen más especial aún.

    martes, 9 de junio de 2015

    martes, 2 de junio de 2015

    "Con la mejor intención"

    En nuestra vida cotidiana, existen determinadas circunstancias que pueden causarnos estrés a los adultos, pero es importante saber que, probablemente, también se lo pueden provocar a nuestros hijos. Por ello, en muchas ocasiones, intentamos protegerlos de ese malestar emocional que nosotros sentimos, tratando de evitar que se enteren de las cosas o explicándoselas muy por encima, para que "no piensen mucho en ellas". Como ya decía Oscar Wilde, "con las mejores intenciones se obtienen, la mayoría de las veces, los peores resultados".

    La realidad es que a día de hoy sabemos que es muy importante dar información a los niños acerca de las cuestiones importantes que nos suceden. Eso sí, la explicación que tenemos que darles debe ajustarse a su edad y nivel de comprensión. También es importante saber que tampoco necesitamos contárselo todo, debido a que nuestro objetivo es que el niño tenga una explicación de lo que ocurre y no se preocupe más de lo necesario por ello, no que se convierta en nuestro confidente, algo que sería negativo para su salud mental. 


    Con la mejor intención, cuentos para comprender lo que sienten los niños es el título de otro de mis libros favoritos para poder trabajar en la consulta problemas que pueden surgir con bastante frecuencia en nuestras vidas. Algunos de los temas que se tratan son: la separación de los padres, el nacimiento de un hermanito, el fallecimiento de un ser querido u otros problemas clínicos como los trastornos de ansiedad o las agresiones que un niño puede sufrir en el colegio por parte de sus compañeros.

    Este libro fue escrito por Marisol Ampudia, una psicóloga clínica que  trabaja en el Hospital Universitario Vall d´Hebron (Barcelona) y ha sido recomendado por numerosas revistas del campo de la Psicología para poder ayudar a los padres a afrontar problemas que pueden aparecer en el día a día, para evitar que se produzcan dificultades a posteriori.

    Además, el formato en el que se presenta el libro me parece muy adecuado, debido a que explica cada uno de estos problemas ejemplificándolo con un cuento adaptado al nivel de comprensión de cualquier lector, de manera que resulta muy didáctico y sencillo de leer.
    Fuente: Ampudia, M. (2010). Con la mejor intención. Cuentos para comprender lo que sienten los niños. Barcelona: Herder Editorial.

    martes, 26 de mayo de 2015

    ¿Cómo me veo a mí mismo?

    La sociedad en la que vivimos otorga una gran importancia a nuestro cuerpo. Por ello, con el objetivo de ser más deseables para los demás y de tener el "cuerpo perfecto", muchas personas se entregan a dietas muy restrictivas o, incluso, llegan a someterse a intervenciones quirúrgicas. 

    Por otro lado, el cuerpo no es solamente un estándar físico que nos marcamos, sino que, cómo nos veamos a nosotros mismos y cómo analicemos esa imagen que nos devuelve el espejo va a tener repercusiones, en muchos casos, en la percepción que tenemos de nosotros mismos como personas.


    Uno de los factores que influye poderosamente en cómo nos vemos a nosotros mismos son los mensajes que nos han dicho desde pequeños de lo que nosotros somos. Por ejemplo, si a una niña le han repetido desde pequeña que no coma mucho porque está gorda, es posible que, en el futuro, piense de esta misma forma y tenga miedo a engordar aunque su peso se encuentre dentro de la normalidad.  

    En las personas con trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa o el trastorno por atracón (ver más información sobre estos trastornos en ¿Cuáles son los trastornos alimentarios?), la percepción de la imagen corporal suele estar alterada o existe una importante insatisfacción con ella. Además, las personas con estas patologías presentan otro problema: consideran que su cuerpo no puede ser aceptado como válido por los demás ni por ellas mismas.

    Cuando existen problemas con nuestra imagen corporal es vital trabajar la identificación de cómo somos físicamente (sin distorsiones), para poder aceptarnos posteriormente y aprender a cuidar y valorar nuestro cuerpo. Porque él somos nosotros mismos.

    martes, 19 de mayo de 2015

    Agorafobia, ¿miedo a los espacios abiertos?

    Algunas personas sufren una crisis de ansiedad que no se repite, siendo un episodio aislado que se resuelve rápidamente. Sin embargo, es frecuente que los ataques de ansiedad vuelvan a aparecer y la persona comience a tener miedo a dichas crisis. 

    En estos casos, la vida de la persona se puede ver limitada de forma importante, apareciendo un miedo intenso que provoca que eviten situaciones en las que puede ser complicado pedir ayuda o conseguir escapar. Esto es a lo que los profesionales de la Psicología y la Psiquiatría llamamos agorafobia


    Contrariamente a la definición popular de agorafobia que todos conocemos, que hace referencia al miedo a los espacios abiertos, como plazas o avenidas (www.rae.es), las personas que padecen este trastorno de ansiedad presentan una reacción de miedo intenso a diferentes tipos de situaciones y no solamente a las zonas abiertas, entre las que se incluyen:
    • uso del transporte público (automóviles, buses, trenes, barcos, aviones)
    • estar en espacios abiertos (por ejemplo puentes, mercados...)
    • estar en sitios cerrados (ascensores, tiendas, cines...)
    • hacer colas
    • estar en el medio de una multitud de gente
    • estar fuera de casa solo.
    Debido al temor que sienten, suelen evitar activamente todas estas situaciones, pudiendo llegar a atrincherarse en sus casas o a caminar solamente por zonas que consideran "seguras". Sin embargo, la mayoría de las personas con agorafobia suelen ser capaces de enfrentar todas estas situaciones si van acompañados por alguien.

    martes, 12 de mayo de 2015

    ¿Tengo crisis de ansiedad?

    Muchas personas han sentido taquicardias y dificultad para respirar en algunas ocasiones, motivo por el que pensaron que les estaba "dando un infarto" o que se estaban "volviendo locos" porque no eran capaces de controlar su propio cuerpo y las reacciones que tenían.

    Como consecuencia de esta sintomatología, algunas personas han acabado en el servicio de urgencias porque valoraban que, si no lo hacían, podrían morirse. Al llegar allí, les han realizado las pruebas pertinentes y les han comunicado que todo estaba bien, que no les estaba "dando un infarto". 

    Algunos de mis pacientes han llegado a mi consulta muy preocupados por ello, porque, aunque estaban felices por no haber tenido un ataque al corazón, ellos no percibían que se encontraban bien y notaban que no eran capaces de controlar las reacciones que estaba desarrollando su organismo.


    Es muy importante que las personas podamos entender lo que nos pasa para poder ponerle remedio y para volver a poder disfrutar de una buena calidad de vida. Por ello, hoy me he decidido a escribir acerca de qué son las crisis de ansiedad.

    Una crisis o ataque de ansiedad se produce cuando sentimos de repente mucho miedo o malestar que dura unos minutos. Además de estas sensaciones se producen otros síntomas como: palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, sensación de ahogo, dolor en el tórax, náuseas, mareos, escalofríos o sensación de calor, hormigueo, miedo a volverse loco, miedo a perder el control del cuerpo o miedo a morir.

    Y aunque todos sabemos que "la ansiedad no mata a nadie", es cierto que puede llegar a ser muy molesta en algunas ocasiones. Por ello, es muy importante que, en cuanto sepamos que lo que nos sucede no es un ataque al corazón y que no está provocado por otras enfermedades orgánicas, tratemos de aprender a relajarnos y manejar estas crisis lo antes posible con la ayuda de un profesional capacitado para ello.

    martes, 5 de mayo de 2015

    ¿Qué puedo hacer si me cuesta manejar el estrés?

    Cuando nos compramos un teléfono móvil nuevo sabemos que está creado a prueba de ciertos golpes, caídas y que sigue funcionando aunque se le someta a temperaturas bastante bajas o altas. Nuestro organismo funciona del mismo modo, aunque igual que le sucede a nuestro teléfono, si las condiciones a las que lo sometemos son desfavorables o extremas, puede sufrir daños importantes. 

    Por ello, como ya os he explicado en otras ocasiones, el estrés puede afectar a nuestra salud, sea en forma de crisis de ansiedad, de sentirnos muy nerviosos casi a diario, tener dificultades para dormir por no conseguir quitar las preocupaciones de nuestra cabeza o cuando se nos cierra el estómago y perdemos el apetito. 
    Cuando esto ocurre es muy importante que lo detectemos lo antes posible para poder ponerle remedio a corto plazo; antes de que se cronifique. Cuando ya hemos detectado que existe un problema que nos está afectando en nuestro día a día, es importante que busquemos ayuda de un profesional.

    Si tenemos un problema de ansiedad, un psicólogo clínico nos puede ayudar a entender qué es lo que nos está pasando y cuál es el problema que tenemos. Si el estrés nos ha ocasionado un trastorno de ansiedad, aunque no sea grave, es importante que podamos entrenarnos en habilidades para manejar el estrés y la ansiedad, tales como la respiración diafragmática, la relajación o la meditación.

    Aunque estas estrategias son muy útiles y nos van ayudar en gran medida a manejar los síntomas de ansiedad que resultan tan molestos, también es posible que sea conveniente que trabajemos sobre las cuestiones que nos han provocado dicha ansiedad, sean del tipo que sean, porque nos facilitarán poder saber cuando somos más vulnerables a volver a tener problemas de ansiedad. Esto nos ayudará a poder prevenirlos o, por lo menos, a solicitar ayuda lo antes posible.

    martes, 28 de abril de 2015

    ¿Somos conscientes de que tenemos estrés?

    Las personas estamos expuestas al estrés desde la infancia hasta que fallecemos, de forma que nos acompaña durante toda nuestra vida. Sin embargo, los efectos del estrés sobre nosotros no son siempre los mismos. Dependen del tipo de agente estresor al que nos enfrentemos, el momento vital en el que nos encontremos y de la conciencia que tengamos acerca de cómo nos afecta.

    Se ha hablado mucho acerca de los dos primeros casos que he citado, pero se habla menos acerca de la conciencia que las personas tenemos del estrés. Schmitz y Hipp (2005) clasifican nuestra percepción de cómo nos influye en 5 estadíos diferentes:


    • Sin conciencia del estrés: suele corresponder a personas que no saben lo que sienten, pero pueden vivir temporadas sin tener ganas de hacer nada. Suelen tener tendencia a no expresar sus emociones.
    • Intelectualmente consciente del estrés: las personas que están en este estadío suelen pensar que "el estrés está ahí afuera y afecta a todos". Sin embargo, no tienen conciencia de cómo el estrés les afecta en sus propias vidas.
    • Consciente del estrés: estas personas saben qué es tener estrés y lo reconocen en sí mismos. Pueden incluso darse cuenta de qué cosas que realizan son perjudiciales para ellos, pero todavía no saben cómo afrontar adecuadamente estas situaciones.
    • Aprendiendo habilidades para manejar el estrés: reconocen el estrés en su vida y tratan de eliminar o moderar su efecto sobre la salud. Sin embargo, puede que no siempre lo consigan con éxito.
    • Incorporando habilidades para mejorar la propia vida: los que se encuentran en esta etapa han ido mejorando paulatinamente sus propias habilidades de afrontamiento de forma adecuada y dedican parte de su tiempo a realizar actividades que contribuyan a estar más relajados y a sentirse bien.
    ¿En qué estadío estás tú?

    Fuente: Schmitz, C. C. y Hipp, E. (2005). Cómo enseñar a manejar el estrés. México: Editorial Pax Mñexico.

    martes, 21 de abril de 2015

    ¿Aprendemos a manejar bien el estrés desde pequeños?

    Al igual que ya hablamos de la ansiedad en varias entradas que escribí anteriormente en este blog, el estrés es un fenómeno que, aunque en principio, las personas definimos como dañino, no es en sí mismo ni bueno ni malo y forma parte de la vida. 

    El estrés lo sentimos en forma de tensión física o emocional, como consecuencia de una situación que nos hace sentir frustrados, cuando percibimos una amenaza o cuando no tenemos recursos suficientes para afrontar un hecho adecuadamente.

    Aunque sentir cierto grado de estrés puede ser bueno porque nos puede ayudar a prestar atención a algo que tenemos que hacer, en vez de dejarlo pasar, si vivimos mucho tiempo con un alto grado de estrés nuestra resistencia se agota y la salud se debilita.

    Por ello, llama la atención que, a pesar de que sentirnos estresados es muy común hoy en día, la realidad es que desarrollar las habilidades necesarias para manejar adecuadamente el estrés no es fácil. La gran mayoría de nosotros tiene que entrenar estas habilidades e ir perfeccionándolas a lo largo de toda la vida.  Y aunque parecería obvio que ya que es un proceso tan complejo, las aprendiéramos desde pequeños, no solemos hacerlo por varios factores:
    • Nadie nos enseña las habilidades de manejo del estrés: ni en el ámbito de la familia, ni en la escuela se enseña a los niños a manejar la presión que el estrés produce antes de que ocurra una crisis.
    • Muchas normas sociales "no escritas" generan estrés: como por ejemplo la idea de que debemos "ser el primero", "no ser perezoso", "no mostrar el dolor", mientras que no se potencia que las personas sepan relajarse.
    • Carecemos de normas culturales y modelos para manejar de forma proactiva el estrés: desde pequeños se nos lleva a todo tipo de actividades, deportes, pero es muy extraño que un abuelo lleve a su nieto con él a taichi o a yoga, para que aprenda habilidades de relajación.
    • Pocos adultos hablan del estrés a los jóvenes: es normal que tratemos de educar a nuestros hijos acerca de que sean buenas personas, que no consuman alcohol, pero rara vez tratamos de que aprendan a manejar el estrés de forma adecuada. El mensaje que solemos dar a nuestros hijos es "no deberías sentirte así", en lugar de "entiendo que estás cansado de la situación, ¿te gustaría hablar de ello?".
    Por todas estas razones, las personas solemos ir aprendiendo poco a poco a través de la experiencia a afrontar el estrés. Sin embargo, sería muy útil que nos enseñaran a hacerlo desde pequeños. 

    martes, 14 de abril de 2015

    ¿Qué puedo hacer si mi hijo se hace pis en la cama?

    Las razones por las que los niños se hacen pis en la cama pueden ser muy diversas. Por ello, la forma de abordar el problema puede ser muy diferente también en función de los casos o del enfoque de tratamiento que siga el profesional que lo trata.

    Lo que sí es cierto es que el primer paso ha de ser siempre descartar si existe alguna causa orgánica que esté provocando dicha conducta, es decir, que la persona tenga alguna enfermedad que explique que se haga pis en la cama.

    El segundo paso, en caso de que no exista una enfermedad que lo provoque, será identificar cuál es la causa por la que el niño se hace pis. Unas veces será más o menos sencillo, mientras que otras será una tarea más complicada.


    Algunos de los problemas más comunes con los que nos encontramos son: que el niño tenga una pequeña capacidad funcional en su vejiga, que no sea capaz de detectar cuando su vejiga está llena y, por tanto, despertarse o que sí consiga despertarse pero que no se levante a tiempo.

    En cuanto a la primera circunstancia, que el niño tenga una pequeña capacidad funcional en la vejiga, nuestro trabajo irá en la línea de aumentar dicha capacidad. Para conseguir este objetivo, podemos animar al niño a beber más de lo que habitualmente hace y animarle a que, gradualmente, trate de aguantar las ganas de hacer pis.

    En relación a que no pueda detectar cuando su vejiga está llena, tendremos que trabajar para que sea capaz de reconocer las señales que podemos sentir cuando nuestra vejiga está llena, semi-llena o vacía.

    Si el problema es que no se levanta a tiempo de la cama, lo que tenemos que trabajar es la motivación del niño para solucionar el problema. Para ello, podemos trabajar con autoinstrucciones motivadoras (empleando música por ejemplo), que no sean agresivas para el niño, como por ejemplo un sonido fuerte, que favorezcan que se despierte y se levante de la cama.

    En cualquier caso, el mensaje que debemos trasladarle al niño es que comprendemos sus dificultades y que podemos conseguir que deje de hacerse pis siguiendo unos procedimientos en los que él ha de responsabilizarse también, evitando reñirle o criticarle por ello.

    Fuente: Cáceres, J. (2011). Cómo ayudar a tu hijo si se hace pis en la cama. Madrid: Siglo XXI España.