martes, 15 de septiembre de 2015

¿Qué puedo hacer cuando mi hijo me miente?

Se acerca la hora de irse a dormir y una madre le pregunta a su hijo si se ha lavado ya los dientes. El niño contesta que sí. Entonces la madre le pide que se los enseñe y observa que están sucios. Como consencuencia de ello, la madre le recrimina que están sin lavar y su hijo se ríe diciendo que no lo ha hecho. 

Esta conversación sería un ejemplo muy común de una mentira que los niños cuentan frecuentemente a sus padres. Si, en este caso, la mamá de este niño está de buen humor, la situación se resolverá sin mayores problemas. Pero si, en el caso contrario, su madre está agotada y no le queda ya mucha paciencia, puede acabar con una discusión acerca de que es un mentiroso y con un castigo por haber faltado a la verdad. 

En este caso, la intención del niño probablemente sea escapar del sentimiento desagradable de tener que acatar una orden, algo que es una constante en la vida de los niños. Y aunque a nadie, incluso cuando nos convertimos en personas adultas, nos gusta recibir órdenes de otras personas, nos cuesta entender que a nuestros hijos les pasa exactamente lo mismo que al resto de los mortales.


Sin embargo, las mentiras de nuestros hijos nos ponen al límite y pueden hacer que muchos padres se enfaden y traten de corregir una y otra vez ese comentario en el que su hijo ha faltado a la verdad.

Entonces, ¿qué podemos hacer cuando nuestros hijos mienten? Aunque esta no es una pregunta de fácil respuesta, hay ciertos aspectos que podemos tener en cuenta para tratar de actuar de la forma más adecuada posible:
  • Es muy importante recordar que los niños no mienten con la intención de hacernos daño, sino que suelen hacerlo porque eso les permite sufrir menos, recibir atención de personas importantes para ellos o, simplemente, jugar empleando el humor, diciendo cosas totalmente disparatadas.
  • Por otro lado, emplear estrategias sancionadoras, como por ejemplo castigarle por haber mentido, no suele dar buen resultado, ya que puede ocasionar que el niño sienta que no le estamos entendiendo.
  • Si queremos saber quién ha hecho una travesura puede ser aconsejable emplear frases como "¿Quién tiene el valor de contar su travesura?". Posteriormente, podemos felicitarlo por haber dicho la verdad, aunque luego le expliquemos tranquilamente que ha hecho algo que puso triste a papá o a mamá.   
Por lo tanto, la opción más acertada puede ser tratar de buscar la causa y la intención con la que el niño ha dicho esa mentira. Así, un niño puede mentir en el colegio diciendo que tiene un tío que conoce a un jugador de fútbol famoso, con la intención de "hacerse el interesante" y captar la atención que, de otra forma, no pudo conseguir de sus compañeros. Si detectamos que esa era su intención, podemos enseñarle a recibir atención de los demás de una forma más adecuada y sin tener que recurrir a las mentiras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario