martes, 28 de enero de 2014

Cuando la comunicación verbal y no verbal son incoherentes

La comunicación verbal (lo que expresamos cuando hablamos, con nuestras palabras) y la comunicación no verbal (nuestros gestos, postura corporal, etc) proporcionan información de lo que pensamos, sentimos y de cómo actuamos a nuestros interlocutores.

Todas las personas somos capaces de reconocer y entender la comunicación no verbal de los demás. Nuestra cara es el lugar donde se reflejan, más comúnmente, nuestras manifestaciones emocionales. Sin embargo, no aporta una información más válida que cualquier otra señal. De hecho, nuestro rostro puede llegar a ser más mentiroso que otras partes de nuestro cuerpo, porque sabemos que la atención de los otros se dirige, en mayor medida, hacia él.

Es evidente que las personas empleamos una gran cantidad de pistas no verbales al decidir cuando alguien está mintiendo. Estamos especialmente dispuestos a creer que alguien lo hace si esa persona vacila antes de responder a una pregunta o elige una respuesta que está esquivando el tema en cuestión. 
Otra de las situaciones en las que podemos pensar que alguien está faltando a la verdad es cuando ambos tipos de comunicación (verbal y no verbal) son discrepantes, provocando ambigüedad en el mensaje que estamos transmitiendo.


Un ejemplo muy claro es cuando alguien cercano nos dice "Te quiero", pero su expresión facial y corporal refleja claramente su desinterés o molestia hacia nosotros. En esos casos, esas palabras pueden tener un efecto opuesto en nosotros, entendiendo que no nos quiere realmente, pero trata de hacernos creer que sí lo hace.

Y aunque estas diferencias en la comunicación verbal y no verbal pueden dar lugar a conflictos o problemas en las relaciones humanas, obsesionarse con poder controlar lo que nuestra cara o cuerpo expresan, tampoco es una solución adecuada, ya que este tipo de comunicación es mucho más espontánea que la otra. Además, todos esos intentos de manipular nuestras expresiones faciales o la postura de nuestro cuerpo, harán que se perciban por el otro como muy artificiales, por lo que, nuevamente, estaríamos atrapados en ese lenguaje ambigüo del que os hablaba.

martes, 21 de enero de 2014

Lo que siento es... ¿miedo o ansiedad?

En nuestro lenguaje cotidiano empleamos indistintamente los términos de ansiedad y miedo, ya que, generalmente se acompañan de los mismos síntomas. Sin embargo, para nosotros los psicólogos, tienen un matiz diferencial importante.

Como ya hablamos la semana pasada, el miedo forma parte de nosotros y puede ser un aliado que nos ayude a afrontar situaciones complicadas. Es una alarma primitiva que se activa en respuesta a un peligro que está presente. Se caracteriza por la elevada activación que produce en nuestro organismo y el alto afecto negativo que ocasiona (preocupación, dificultades para concentrarse, fatiga, indefensión, etc).
Por otro lado, la ansiedad es una combinación difusa de emociones que surge de la anticipación de un daño o desgracia futuros. A diferencia de lo que ocurre con el miedo, los síntomas de la ansiedad aparecen aunque no exista un riesgo aparente o aunque no pueda ocurrirles daño físico alguno. Además, en algunas ocasiones, suele ser complicado saber cuál es la causa por la que la persona siente ansiedad.

La ansiedad es patológica cuando:
  • su intensidad es desproporcionada, superando el umbral de tolerancia de la persona.
  • no existe percepción de control.
  • se produce una evitación de aquello que nos da miedo (en el caso de que sea identificable).
  • interfiere considerablemente en el funcionamiento normal de la persona.
Y aunque, aquí escrita, la diferencia parezca sencilla, la realidad es que, en muchas ocasiones, es difícil marcar el límite entre el miedo normal y la ansiedad patológica.
a con una intensidad baja o media con una duración poco prolongada - See more at: http://psicologiamotivacional.com/que-es-la-ansiedad-diferencias-ansiedad-normal-patologica/#sthash.OKZq01AR.dpuf
presenta con una intensidad baja o media con una duración poco prolongada - See more at: http://psicologiamotivacional.com/que-es-la-ansiedad-diferencias-ansiedad-normal-patologica/#sthash.OKZq01AR.dpuf
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martes, 14 de enero de 2014

Miedo

Para el hombre de las cavernas el objetivo en la vida era la supervivencia. Por ello, la caza era una actividad fundamental. Cuando se encontraba frente a frente con un animal salvaje, podía sentir miedo, pero tenía que sobreponerse a él y enfrentarse al animal en cuestión para poder llevar el alimento a su familia, tribu o grupo.

Estímulos como los animales grandes, la oscuridad y los desastres naturales nos han dado miedo desde tiempo inmemorables. Son miedos que siguen estando presentes en nosotros hoy en día.

Pero tanto para este hombre primitivo como para nosotros, el miedo actúa de la misma manera. Nuestro corazón se acelera, se segregan hormonas como la adrenalina, el sistema inmunológico se detiene, así como todas las funciones que no son esenciales en el cuerpo en ese momento. Y todo ello para prepararnos para lo inminente: huír o pelear.


El miedo es una emoción básica y necesaria para nuestra supervivencia, hoy y siempre. De hecho, si no lo tuviéramos, seríamos una presa fácil para animales salvajes o pondríamos en peligro nuestra vida al tirarnos desde un edificio alto. En resumen, el miedo nos hace más precavidos, nos pone en alerta y nos ayuda a reaccionar adecuadamente.

Sin embargo, el miedo no siempre es adaptativo. Hay circunstancias, en las cuáles, el miedo se puede convertir en nuestro peor enemigo; impidiéndonos llevar una vida normal. Y es, en este caso, cuando aparecen los trastornos de ansiedad, tema sobre el que os hablaré en la entrada del próximo martes.
¡Hasta la semana que viene!

martes, 7 de enero de 2014

Los inicios de la Psicología Científica

La humanidad siempre ha tenido curiosidad acerca de cómo funcionan nuestros procesos mentales y del porqué de nuestra conducta. Filósofos tan conocidos como Platón, Aristóteles o Descartes se han  interesado por ellos.

Sin embargo, hasta el siglo XIX, estos temas no se han estudiado de forma científica. Es, en este momento, cuando la Psicología se convierte en una disciplina científica formal, diferenciada de otras como la Filosofía.

La Psicología Científica aparece con la creación del primer laboratorio de psicología experimental en el año 1879. Su creador fue Wilhem Wundt, un profesor de Medicina y Fisiología humana de la Universidad alemana de Leipzig, a quien le interesaba conocer tanto los problemas fisiológicos como los filosóficos que forman la base de la Psicología. 

Para Wundt, la psicología experimental servía para el análisis y la investigación de los procesos psicológicos inferiores o elementales, como las sensaciones, las percepciones y las emociones. 

Sin embargo, a lo largo de su carrera, se dedica también al estudio de otra serie de procesos, los procesos psicológicos superiores como el pensamiento o el lenguaje. Para dichos procesos, según el propio Wundt, la psicología experimental no podía aportar nada. Además, serían de carácter colectivo (a diferencia de los inferiores o elementales), por lo que los estudió mediante lo que él denominó la "Psicología de los Pueblos".

Gracias a su colaboración a nuestra profesión, Wundt se convirtió en el "padre de la Psicología moderna", porque elaboró el primer sistema científico psicológico, apoyándose en un método experimental.