Nuestros pensamientos están relacionados con lo que sentimos y con cómo actuamos. Continuando con el tema de la depresión
iniciado la semana pasada, hoy os escribo sobre los errores en el
pensamiento que suelen cometer las personas con depresión.
El nombre que reciben estos errores es distorsiones cognitivas. Se producen de forma sistemática cuando procesamos la información procedente de nuestro entorno y condicionan nuestra visión del mundo, del futuro y de nosotros mismos.
Los tipos más comunes de distorsiones cognitivas son:
- Personalización: tendencia a verse como responsable de algún acontecimiento que se debe a factores externos a uno mismo.
- Abstracción selectiva: evaluar un hecho únicamente teniendo en cuenta un aspecto específico e ignorando el resto de la información.
- Generalizar: obtener conclusiones generales a partir de un detalle específico.
- Pensamiento dicotómico: tendencia a calificar los sucesos en términos extremistas, sin tener en cuenta los puntos intermedios.
- Inferencia arbitraria: extraer conclusiones sin datos objetivos que las apoyen.
- Magnificación/minimización: exagerar los errores que comete uno mismo y los éxitos de los demás y minimizar los aciertos propios y los errores ajenos.
En conclusión, el pensamiento depresivo no se basa en las evidencias. Se expresa en términos absolutistas y conduce a grandes sentimientos de tristeza y desesperanza, produciendo malestar e inactividad, así como dificultades a la hora de realizar las tareas cotidianas (Sevillá y Pastor, 2004).