Como suelo explicar siempre a mis pacientes, igual que los coches necesitan gasolina o diesel para poder funcionar, las personas humanas necesitamos tres elementos que son indispensables para poder "arrancar": respirar, comer y dormir.
En la entrada del blog de hoy os hablaré del último de estos elementos: el sueño.
De entrada, parece que dormir es algo muy sencillo. De hecho, cuando las personas no tenemos dolencias importantes y estamos bien anímicamente, dormir no suele conllevar demasiadas dificultades. El problema suele aparecer cuando se da algunas de estas dos condiciones y la cabeza empieza "dar vueltas" acerca de aquello que nos preocupa.
Por otro lado, dormir no sólo implica meterse en la cama. Nuestra mente necesita "desactivarse" y entregarse al sueño durante un número razonable de horas (de media se suele establecer en torno a 8 horas de sueño para poder descansar adecuadamente, aunque esta cuestión es muy personal). Si duerme menos de esas horas o si, durante ellas, se producen despertares, la persona probablemente tenga la sensación de que no ha descansado adecuadamente esa noche.
Una medida para valorar si nuestro sueño es reparador o no suele ser tener en cuenta estos dos factores (las horas de sueño y los despertares), aunque también se suele preguntar acerca de si la persona tiene somnolencia durante el día.
En relación al sueño, la realidad es que una cosa es cierta: si no dormimos bien por la noche, nuestro cuerpo no efectuará ese descanso que necesita. Sin embargo, si esto se produce días aislados, no supone un problema. De hecho, es muy común que salgamos por la noche de fiesta y no descansemos adecuadamente ese día y, aunque es probable que nos sintamos cansados al día siguiente, no pasa nada por ello. El problema aparece cuando existe en nosotros una incapacidad persistente para mantener un sueño reparador durante días, semanas o meses.
En la próxima entrada os indicaré unas pautas para favorecer un sueño reparador. ¡Os espero!
Por otro lado, dormir no sólo implica meterse en la cama. Nuestra mente necesita "desactivarse" y entregarse al sueño durante un número razonable de horas (de media se suele establecer en torno a 8 horas de sueño para poder descansar adecuadamente, aunque esta cuestión es muy personal). Si duerme menos de esas horas o si, durante ellas, se producen despertares, la persona probablemente tenga la sensación de que no ha descansado adecuadamente esa noche.
Una medida para valorar si nuestro sueño es reparador o no suele ser tener en cuenta estos dos factores (las horas de sueño y los despertares), aunque también se suele preguntar acerca de si la persona tiene somnolencia durante el día.
En relación al sueño, la realidad es que una cosa es cierta: si no dormimos bien por la noche, nuestro cuerpo no efectuará ese descanso que necesita. Sin embargo, si esto se produce días aislados, no supone un problema. De hecho, es muy común que salgamos por la noche de fiesta y no descansemos adecuadamente ese día y, aunque es probable que nos sintamos cansados al día siguiente, no pasa nada por ello. El problema aparece cuando existe en nosotros una incapacidad persistente para mantener un sueño reparador durante días, semanas o meses.
En la próxima entrada os indicaré unas pautas para favorecer un sueño reparador. ¡Os espero!
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