Todos nos hemos levantado alguna mañana o nos hemos despertado en mitad de la noche después de tener pesadillas. Las pesadillas suelen ser bastante desagradables y su contenido puede ser muy diverso. Algunas de las más comunes suelen tratar acerca de la muerte de alguna persona a la que queremos, no poder escapar cuando nos persiguen o perderse algún evento importante para nosotros.
Los terrores nocturnos son un tipo de trastorno del sueño. Se definen como episodios recurrentes en los que despertamos de forma brusca con intenso terror. Generalmente comienzan con gritos de pánico y es muy común sentir taquicardias, aumento del tamaño de las pupilas y sudoración.
Según todo esto, las pesadillas y los terrores nocturnos tienen bastantes cuestiones en común. Entonces, ¿cómo podemos diferenciarlos?
- Las pesadillas suelen ser bastante elaboradas y solemos recodarlas cuando nos despertamos. Se asocian a la fase REM del sueño y suelen aparecer en la segunda mitad de la noche. Cuando el niño despierta, suele tener miedo o ansiedad.
- Por otro lado, el contenido de los terrores nocturnos no suele recordarse cuando despertamos. A pesar de que el niño puede incorporarse en la cama y gritar, suele ser complicado despertarle. Se asocian a fase no REM del sueño y aparecen en la primera mitad de la noche. Cuando despierta, se experimenta una ansiedad muy intensa.
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