El día 10 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Durante este día, se organizan numerosos actos para tratar de promover la salud mental entre la población.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando hablamos de salud no nos referimos únicamente a la física. La OMS define la salud como el estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Por tanto, siguiendo esta definición, debemos centrarnos en que las personas se sientan saludables en las tres citadas esferas.
Según numerosos estudios, recientemente ha aumentado el número de personas que son
atendidas en Atención Primaria por un trastorno mental. Por otro lado,
también se está produciendo un aumento del consumo de psicofármacos por
la población general.
Sin embargo, a pesar de que la demanda de los tratamientos psiquiátricos y psicológicos para los trastornos mentales va en aumento, el número de profesionales que atienden a estos pacientes en los dispositivos asistenciales (en especial los psicólogos clínicos) está reduciéndose.
Todo ello, puede poner en riesgo el adecuado cuidado y tratamiento de estos pacientes, hecho que dificulta aún más que puedan adaptarse a las exigencias de la sociedad y continuar adelante con sus vidas de la forma menos dolorosa posible.
A todas estas limitaciones hay que añadir, por desgracia, que las personas que sufren algún trastorno mental son discriminadas en muchas situaciones por el mero hecho de padecer esta patología, la cuál ellos no han escogido ni han hecho nada para merecerla.
Por todas estas razones y muchas otras que no tengo espacio para nombrar, creo que debemos esforzarnos para que los derechos de todas estas personas que padecen algún trastorno mental se tengan en cuenta y puedan vivir con la calidad de vida que todos nos merecemos.
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