Todas las personas hemos sentido celos hacia otras personas, ya sea nuestra pareja, un compañero del trabajo o de un amigo. Los celos aparecen como una reacción ante una amenaza de pérdida, ya sea real o percibida.
Sin embargo, este tipo de conductas se consideran normales si ocurren de forma puntual y no se convierten en algo habitual. Si no es así, y empiezan a ocurrir más frecuentemente, pueden convertirse en celos patológicos.
Foto cortesía de Mario Otero
Las personas con celos patológicos se caracterizan porque pierden el control de su propia conducta y emplean una gran cantidad de tiempo y energía en indagar y vigilar a la otra persona, impidiéndole llevar una vida normal.
Así, cuando los celos se producen en una pareja, pueden ocasionar una limitación importante en la vida de la persona celosa y de su pareja, ocasionando un gran sufrimiento en ambos.
Según un artículo publicado en el periódico El Mundo (www.elmundo.es/salud), para la psicóloga clínica Olga Castanyer, los celos son una forma de dependencia emocional. Según ella, la persona celosa necesita que la otra le haga sentir único, que sólo le quiera a él, para poder sentir que vale.
Por ello, el primer paso consiste en dectectar si existe o no un problema de celos. Para poder hacerlo, la clave está en si el "celoso" tiene una actitud vigilante hacia la otra persona: si revisa las cosas personales de la pareja, como la agenda, el móvil, la ropa, los armarios... y siempre está observando de forma que, cualquier pequeña cosa, puede ser un motivo de sospecha para el celoso.
A continuación, si la valoración es que existen celos patológicos, se puede comenzar la terapia con dos objetivos: terminar con las sospechas irracionales de infidelidad y modificar los comportamientos orientados a verificar las sospechas.
Fuente: El mundo.es
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