Continuando con el tema de la terapia con familias que hemos iniciado la semana pasada, hoy os escribo acerca de un tema tan importante como el amor en la familia.
Según autores tan reconocidos en la Terapia familiar como Linares (2012), el amor es un complejo fenómeno relacional que incorpora elementos cognitivos y pragmáticos a los componentes emocionales, lo cuál quiere decir que el amor no sólo implica sentimientos, sino también pensamientos y formas de actuar. Sin embargo, no llega con que nosotros pensemos, sintamos o nos comportemos de una determinada manera, sino que el otro debe percibirlo de igual forma para poder llegar a sentir que lo "queremos".
De esta forma, hay diversos factores que deben estar presentes para que nuestros hijos se sientan queridos:
- Reconocimiento: es uno de los componentes cognitivos del amor. Consiste en la aceptación de la existencia del otro. Y aunque esto parece muy sencillo, un padre que afirma "quiero que mi hijo sea abogado como yo", está fallando en reconocer a su hijo como alguien diferente a él, que puede pensar de otra manera y decidir con su vida de distinta forma.
- Valoración: es otro componente cognitivo del amor. Consiste en apreciar las cualidades del otro aunque sean distintas de las propias. La falta de valoración llevaría a la descalificación de la otra persona, lo cuál podría provocar una baja autoestima.
- Cariño: es el componente emocional del amor. Incluye sentimientos de entrega y de disponibilidad para el otro. En algunas ocasiones, el cariño puede no estar presente y los padres pueden sentir indiferencia hacia su hijo, aunque es más probable que las emociones sean más bien las inversas (odio, irritabilidad, etc...).
- Sociabilización: hace referencia al componente pragmático. Supone el compromiso que deben asumir todos los padres de garantizar la visibilidad social de sus hijos. Además, los padres deben protegerlos frente a posibles agresiones procedentes del entorno social en el que viven.
Todos estos factores son importantes para que nuestros hijos sean personas independientes, establezcan relaciones saludables con otras personas, se sientan capaces de afrontar la vida y puedan tomar sus decisiones por sí mismos.
Fuente: Linares, J. L. (2012). Terapia familiar ultramoderna. La inteligencia terapéutica. Barcelona: Herder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario