martes, 31 de marzo de 2015

Qué debemos evitar hacer cuando los niños se hacen pis en la cama

Como ya os explicaba en la entrada del blog de la semana pasada que los niños mojen la cama en alguna ocasión es normal. Por este motivo, que esto ocurra de forma aislada no es algo que nos tenga que preocupar. 

Sin embargo, sí es importante que el niño aprenda finalmente el control de esfínteres lo antes posible, para que pueda llevar una vida más normalizada, sin tener problemas para poder quedarse a dormir en casa de sus amigos, por ejemplo.


Por ello, una de las cuestiones que muchos padres me plantean es qué formas de reaccionar no son adecuadas cuando sus hijos se hacen pis en la cama. Algunas de las pautas que no debemos realizar son las siguientes:
  • Castigar al niño: esta opción suele adoptarse cuando pensamos que el niño no está poniendo de su parte para dejar de hacerse pis en la cama. Los efectos del castigo a largo plazo no suelen ser positivos, ya que el comportamiento no deseado vuelve a aparecer o tenemos que ir recurriendo a castigos más fuertes para que sigan haciendo efecto, con la consecuencia de que muchos padres piensen "no puedo con mi hijo".
  • Ser permisivo o muy exigente: tampoco resulta útil la estrategia de asumir que el niño se va a hacer pis y liberarle, por tanto, de toda responsabilidad; ni la de enfadarse con él, obligándole a mantener la cama seca por las noches. 
  • Poner pañales: este es un procedimiento muy empleado por muchas familias para manejar mejor el problema. Se recomienda no usar los pañales a partir de, aproximadamente, los 3 años, porque aunque puede resultar un procedimiento útil a primera vista para padres y niños, a largo plazo dificulta el desarrollo de los mecanismos necesarios para que el niño deje de hacerse pis.
La semana que viene escribiré acerca de cuáles son las estrategias más recomendables que podemos seguir para solucionar este problema.

Fuente: Cáceres, J. (2011). Cómo ayudar a tu hijo si se hace pis en la cama. Madrid: Siglo XXI España.

martes, 24 de marzo de 2015

"Mi hijo se hace pis en la cama"

Hacerse pis en la cama es un hecho mucho más común de lo que inicialmente podemos pensar. Generalmente, a la mayoría de los niños les ocurre alguna vez desde que ya han podido controlar esfínteres, sin que esto llegue a ser un problema que tenga que causarnos alarma.


Según el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), este problema se conoce con el nombre de enuresis. Se entiende por enuresis la emisión repetida de orina en cama o en la ropa, ya sea de forma voluntaria o involuntaria. 

Sin embargo, sólo se considera un problema que merece ayuda de un profesional cuando el niño tiene más de 5 años y ocurre con una frecuencia de dos o más veces a la semana durante un mínimo de tres meses consecutivos o si limita de forma considerable la calidad de vida de la persona. 

Aunque la definión es muy genérica, la realidad es que no todos estos niños o adultos (este problema puede aparecer también en adolescentes o personas que han alcanzado ya la mayoría de edad, aunque no es tan común como en la infancia) tienen la misma dificultad, sino que existen muchas diferencias entre unos y otros: hay niños que se orinan todas las noches y otros que lo hacen de forma más esporádica, algunos pueden orinarse dos o tres veces por noche, mientras que otros sólo lo hacen en una ocasión, etc.

Aunque de entrada pueda parecer que controlar los esfínteres es muy sencillo, la realidad es que es un aprendizaje más complejo de lo que comúnmente se cree y puede llegar a ser frustrante y lento de conseguir para los niños.

La semana que viene continuaremos hablando sobre este tema, acerca de las pautas que no son útiles para tratar este problema.

martes, 17 de marzo de 2015

¿Cómo podemos superar el trastorno obsesivo-compulsivo?

Las personas que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo experimentan ansiedad cuando perciben que existe un peligro, el cuál hace que actúen de una determinada forma para tratar de evitarlo. El problema de las personas que padecen este trastorno es que pueden disparar el sistema de alarma sin que exista peligro real. Como consecuencia de ello, suelen sufrir un importante malestar emocional debido a la cantidad de rituales que repiten una y otra vez o de los pensamientos recurrentes que no se pueden quitar de la cabeza.
Existen diversos tipos de tratamientos que han demostrado ser útiles a la hora de superar un trastorno obsesivo-compulsivo:
  • Por un lado están los tratamientos psicofarmacológicos, como algunos tipos de fármacos antidepresivos que se emplean para disminuir los síntomas característicos de este trastorno.
  • Por otro lado, existen diversos abordajes psicoterapéuticos para tratarlo, como la exposición con prevención de respuesta, que es un tratamiento de tipo cognitivo-conductual.
En esta entrada me centraré en este último tratamiento, la exposición con prevención de respuesta. Este tratamiento se basa en afrontar los pensamientos, imágenes o situaciones que provocan ansiedad a la persona (como por ejemplo el miedo a contaminar o transmitir alguna enfermedad a los demás), pero evitando que la persona realice el ritual que usa para neutralizar la ansiedad (por ejemplo lavarse las manos repetidamente).

La clave a la hora de poner en práctica esta técnica es que el paciente no puede realizar el ritual hasta que la ansiedad disminuya notablemente. Además, de esta forma, podrá comprobar por sí mismo que no se produce el peligro que tanto temía a pesar de no realizar dicho ritual.

A pesar de que existen otras muchas técnicas que pueden resultar eficaces para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo, la exposición con prevención de respuesta ha demostrado que sí lo es, por lo que, a día de hoy, se considera como uno de los tratamientos de elección.

martes, 10 de marzo de 2015

¿Cuáles son las compulsiones más frecuentes?

La semana pasada hemos comenzado a hablar acerca del trastorno obsesivo-compulsivo, sobre qué era una obsesión y una compulsión. 

Pues bien, aunque cada persona que padece un trastorno obsesivo-compulsivo es diferente de cualquier otra, sí que podemos hablar acerca de ciertos tipos de compulsiones que podemos observar más frecuentemente en nuestros pacientes.


Marks (1987) recoge una de las clasificaciones más conocidas acerca de cuáles son las compulsiones más prevalentes:
  • Rituales de limpieza: Son los que observamos en mayor medida en nuestros pacientes. Los pacientes con este tipo de compulsiones temen y evitan cualquier foco de suciedad o contaminación, por lo que llevan a cabo largos y complicados rituales de limpieza. Son más frecuentes en mujeres que hombres.
  • Rituales de repetición: Consisten en repetir cualquier tipo de acción, como por ejemplo las personas que, cuando entra un pensamiento en su cabeza que les molesta, repiten un determinado número siguiendo una secuencia específica.
  • Rituales de comprobación: Consisten en chequear de forma reiterada y repetida cualquier acción. Uno de los rituales de comprobación más usuales es el de chequear si está cerrada la llave del gas, pudiendo volver incluso desde la calle varias veces para revisarlo. Son más frecuentes en hombres que en mujeres.
  • Rituales de acumulación: Los pacientes con este tipo de rituales no son capaces de desprenderse de casi ningún objeto, debido a que les provoca un malestar muy elevado, llegando a acumular multitud de objetos inservibles.
  • Rituales de orden: Son típicos de personas que no pueden ver las cosas fuera de su sitio, pudiendo llegar a invertir una cantidad enorme de horas para colocarlo todo.

Fuente: Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2008). Manual de psicopatología (Volumen II). Madrid: Mc Graw Hill

martes, 3 de marzo de 2015

¿Tengo un trastorno obsesivo-compulsivo?

Todas las personas tenemos pensamientos o ideas que nos dan vueltan en la cabeza repetidamente. Muchas veces son cosas que nos preocupan, como que nuestros hijos crezcan sanos o ese problema del trabajo que tenemos que solucionar. Estas preocupaciones son normales.

Sin embargo, hay ocasiones en las que las preocupaciones se convierten en algo obsesivo y comienza a causar un importante malestar a la persona que las sufre.

Según el DSM-V (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría), el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), se caracteriza por la existencia de obsesiones y compulsiones.


Una obsesión es un pensamiento, un impulso o una imagen que aparece de forma recurrente en nuestra cabeza. La persona las experimenta como intrusivas, como algo que aparece en su mente que no desea y que no puede controlar. Algunas de las obsesiones más comunes son la obsesión por la limpieza o por el orden.

Con frecuencia, las personas que las padecen, tratan de ignorarlas o suprimirlas realizando alguna acción o pensando en otras cosas. A estas acciones a las que recurre la persona, con el objetivo de neutralizar las obsesiones, las llamamos compulsiones. 

Por tanto, una compulsión puede ser un comportamiento o un acto mental (rezar, contar, repetir palabras, etc), que el paciente repite con mucha frecuencia  como respuesta a la obsesión. Al realizar dicha compulsión, la ansiedad o el malestar bajan. Algunos ejemplos de compulsiones son accionar repetidamente el interruptor de la luz o lavarse las manos muchas veces seguidas.

Hasta aquí, parece que cualquier persona vería como una buena opción la realización de estas compulsiones para que el malestar disminuya. Sin embargo, el problema es que, tanto las obsesiones como la realización de las compulsiones, causan mucho malestar a la persona, pudiendo pasarse horas repitiendo la misma conducta, convirtiéndose, en los casos más graves, casi en un esclavo de ese acto.