martes, 28 de abril de 2015

¿Somos conscientes de que tenemos estrés?

Las personas estamos expuestas al estrés desde la infancia hasta que fallecemos, de forma que nos acompaña durante toda nuestra vida. Sin embargo, los efectos del estrés sobre nosotros no son siempre los mismos. Dependen del tipo de agente estresor al que nos enfrentemos, el momento vital en el que nos encontremos y de la conciencia que tengamos acerca de cómo nos afecta.

Se ha hablado mucho acerca de los dos primeros casos que he citado, pero se habla menos acerca de la conciencia que las personas tenemos del estrés. Schmitz y Hipp (2005) clasifican nuestra percepción de cómo nos influye en 5 estadíos diferentes:


  • Sin conciencia del estrés: suele corresponder a personas que no saben lo que sienten, pero pueden vivir temporadas sin tener ganas de hacer nada. Suelen tener tendencia a no expresar sus emociones.
  • Intelectualmente consciente del estrés: las personas que están en este estadío suelen pensar que "el estrés está ahí afuera y afecta a todos". Sin embargo, no tienen conciencia de cómo el estrés les afecta en sus propias vidas.
  • Consciente del estrés: estas personas saben qué es tener estrés y lo reconocen en sí mismos. Pueden incluso darse cuenta de qué cosas que realizan son perjudiciales para ellos, pero todavía no saben cómo afrontar adecuadamente estas situaciones.
  • Aprendiendo habilidades para manejar el estrés: reconocen el estrés en su vida y tratan de eliminar o moderar su efecto sobre la salud. Sin embargo, puede que no siempre lo consigan con éxito.
  • Incorporando habilidades para mejorar la propia vida: los que se encuentran en esta etapa han ido mejorando paulatinamente sus propias habilidades de afrontamiento de forma adecuada y dedican parte de su tiempo a realizar actividades que contribuyan a estar más relajados y a sentirse bien.
¿En qué estadío estás tú?

Fuente: Schmitz, C. C. y Hipp, E. (2005). Cómo enseñar a manejar el estrés. México: Editorial Pax Mñexico.

martes, 21 de abril de 2015

¿Aprendemos a manejar bien el estrés desde pequeños?

Al igual que ya hablamos de la ansiedad en varias entradas que escribí anteriormente en este blog, el estrés es un fenómeno que, aunque en principio, las personas definimos como dañino, no es en sí mismo ni bueno ni malo y forma parte de la vida. 

El estrés lo sentimos en forma de tensión física o emocional, como consecuencia de una situación que nos hace sentir frustrados, cuando percibimos una amenaza o cuando no tenemos recursos suficientes para afrontar un hecho adecuadamente.

Aunque sentir cierto grado de estrés puede ser bueno porque nos puede ayudar a prestar atención a algo que tenemos que hacer, en vez de dejarlo pasar, si vivimos mucho tiempo con un alto grado de estrés nuestra resistencia se agota y la salud se debilita.

Por ello, llama la atención que, a pesar de que sentirnos estresados es muy común hoy en día, la realidad es que desarrollar las habilidades necesarias para manejar adecuadamente el estrés no es fácil. La gran mayoría de nosotros tiene que entrenar estas habilidades e ir perfeccionándolas a lo largo de toda la vida.  Y aunque parecería obvio que ya que es un proceso tan complejo, las aprendiéramos desde pequeños, no solemos hacerlo por varios factores:
  • Nadie nos enseña las habilidades de manejo del estrés: ni en el ámbito de la familia, ni en la escuela se enseña a los niños a manejar la presión que el estrés produce antes de que ocurra una crisis.
  • Muchas normas sociales "no escritas" generan estrés: como por ejemplo la idea de que debemos "ser el primero", "no ser perezoso", "no mostrar el dolor", mientras que no se potencia que las personas sepan relajarse.
  • Carecemos de normas culturales y modelos para manejar de forma proactiva el estrés: desde pequeños se nos lleva a todo tipo de actividades, deportes, pero es muy extraño que un abuelo lleve a su nieto con él a taichi o a yoga, para que aprenda habilidades de relajación.
  • Pocos adultos hablan del estrés a los jóvenes: es normal que tratemos de educar a nuestros hijos acerca de que sean buenas personas, que no consuman alcohol, pero rara vez tratamos de que aprendan a manejar el estrés de forma adecuada. El mensaje que solemos dar a nuestros hijos es "no deberías sentirte así", en lugar de "entiendo que estás cansado de la situación, ¿te gustaría hablar de ello?".
Por todas estas razones, las personas solemos ir aprendiendo poco a poco a través de la experiencia a afrontar el estrés. Sin embargo, sería muy útil que nos enseñaran a hacerlo desde pequeños. 

martes, 14 de abril de 2015

¿Qué puedo hacer si mi hijo se hace pis en la cama?

Las razones por las que los niños se hacen pis en la cama pueden ser muy diversas. Por ello, la forma de abordar el problema puede ser muy diferente también en función de los casos o del enfoque de tratamiento que siga el profesional que lo trata.

Lo que sí es cierto es que el primer paso ha de ser siempre descartar si existe alguna causa orgánica que esté provocando dicha conducta, es decir, que la persona tenga alguna enfermedad que explique que se haga pis en la cama.

El segundo paso, en caso de que no exista una enfermedad que lo provoque, será identificar cuál es la causa por la que el niño se hace pis. Unas veces será más o menos sencillo, mientras que otras será una tarea más complicada.


Algunos de los problemas más comunes con los que nos encontramos son: que el niño tenga una pequeña capacidad funcional en su vejiga, que no sea capaz de detectar cuando su vejiga está llena y, por tanto, despertarse o que sí consiga despertarse pero que no se levante a tiempo.

En cuanto a la primera circunstancia, que el niño tenga una pequeña capacidad funcional en la vejiga, nuestro trabajo irá en la línea de aumentar dicha capacidad. Para conseguir este objetivo, podemos animar al niño a beber más de lo que habitualmente hace y animarle a que, gradualmente, trate de aguantar las ganas de hacer pis.

En relación a que no pueda detectar cuando su vejiga está llena, tendremos que trabajar para que sea capaz de reconocer las señales que podemos sentir cuando nuestra vejiga está llena, semi-llena o vacía.

Si el problema es que no se levanta a tiempo de la cama, lo que tenemos que trabajar es la motivación del niño para solucionar el problema. Para ello, podemos trabajar con autoinstrucciones motivadoras (empleando música por ejemplo), que no sean agresivas para el niño, como por ejemplo un sonido fuerte, que favorezcan que se despierte y se levante de la cama.

En cualquier caso, el mensaje que debemos trasladarle al niño es que comprendemos sus dificultades y que podemos conseguir que deje de hacerse pis siguiendo unos procedimientos en los que él ha de responsabilizarse también, evitando reñirle o criticarle por ello.

Fuente: Cáceres, J. (2011). Cómo ayudar a tu hijo si se hace pis en la cama. Madrid: Siglo XXI España.

martes, 7 de abril de 2015

¡Hasta la semana que viene!

¡Buenas noches!
Después de las vacaciones de semana santa, se me ha acumulado mucho trabajo así que la entrada de esta semana os la presentaré el martes que viene.
Hasta ese día, ¡que os sea leve la semana!