martes, 26 de enero de 2016

Lo que se esconde tras la punta del iceberg

Un iceberg es una gran masa de hielo que flota en el mar. Aparentemente, parece que su tamaño es pequeño debido a que sólo sobresale del agua la octava parte de su volumen total. 

Por este motivo, los icebergs han supuesto dificultades para la navegación en el mar constituyendo un peligro para las embarcaciones, como sucedió en el caso del conocido hundimiento del Titanic

Del mismo modo que sucede con los icebergs, las personas sólo mostramos una parte de nosotros mismos. Hay otras partes que permanecen ocultas a los ojos de los demás y, en algunos casos, también a los nuestros propios. 

Además, en nuestra vida cotidiana, solemos prestar atención a aquello que observamos a través de nuestros ojos, obviando otra información de la realidad que está ahí pero que no podemos ver a simple vista. Por otro lado, es muy popular el dicho de ver para creer, haciendo referencia a que todo aquello que nuestros ojos no ven, permanece oculto para nuestra mente. 

  
Es muy común que nuestros pacientes acudan a la consulta con algún síntoma que les molesta o les interfiere para continuar llevando a cabo su vida diaria. Dicho síntoma suele ser una señal de aviso de que las cosas no están funcionando bien para esa persona y de que, probablemente, necesite hacer cambios para poder sentirse bien con su vida. 

Así, por ejemplo, una persona que tiene mucha ansiedad, a la que le cuesta dormir y que no puede comer porque tiene un nudo en el estómago, es probable que sea diagnosticada de un trastorno de ansiedad y la ayudemos a manejar dichos síntomas.

Sin embargo, que apareciera dicho síntoma no es casual (aunque pueda parecerlo) y si sólo aprende a regular su ansiedad, únicamente estará trabajando con la parte visible del iceberg, motivo por el que puede aparecer a medio plazo otro síntoma que continúe avisándola de que las cosas siguen sin estar bien en su vida.

Por este motivo, es realmente importante ver a las personas como una totalidad y no como síntomas aislados, debido a que el ser humano es sumamente complejo.

martes, 12 de enero de 2016

Psicosomático no es lo mismo que inventado

Algunos de mis pacientes han acudido visiblemente enfadados a la consulta, ya que les han derivado a un psicólogo cuando lo que tienen son síntomas que son compatibles con alguna enfermedad común en nuestra sociedad.

Muchas veces cuando nos dicen que esa dolencia que tenemos es de origen psicológico, pensamos que lo que nos están diciendo es que nos lo estamos inventando. Sin embargo, psicosomático no es lo mismo que inventado, por lo que es muy importante distinguir entre trastorno psicosomático y trastorno por simulación.


La simulación se produce cuando una persona finge deliberadamente los síntomas de una enfermedad o trastorno concreto. El objetivo que persiguen es obtener algún beneficio, como por ejemplo cobrar una pensión por padecer dicha enfermedad o poder escabullirse de realizar alguna tarea que si estuviesen sanos tendrían que hacer.

Por otro lado, las personas que padecen algún trastorno psicosomático no fingen sus síntomas, sino que realmente los sienten en su cuerpo. Podemos definir dicho trastorno como cualquier patología que se desarrolla en el cuerpo en el que los factores psicológicos son considerados importantes tanto en el inicio como en la exacerbación de cualquier trastorno orgánico.

Generalmente, a la gente le suele costar entender que su propia mente pueda dar lugar o incentivar estos síntomas, tomando decisiones que no son conscientes para ellos. Sin embargo, la realidad es que nuestro cerebro produce muchas reacciones en nosotros que no dominamos. Por ejemplo, si sentimos ansiedad, podemos notar taquicardias o dificultad para respirar o, si estamos tristes, podemos notar como caen lágrimas por nuestras mejillas aunque no queramos llorar.

Algunos de los trastornos psicosomáticos más conocidos son las migrañas, la fibromialgia, la colitis ulcerosa, el reflujo gastrointestinal, el síndrome de colon irritable, el tinnitus, los mareos, problemas de la piel como eccemas o diversos problemas que causan dolor crónico, como por ejemplo la artritis reumatoide. 

En la próxima entrada del blog continuaré escribiendo sobre este tema.