martes, 26 de noviembre de 2013

De cómo el Patito Feo se convirtió en un precioso cisne

La historia del Patito Feo comienza cuando, por error, un huevo de cisne aparece en una granja de patos. Cuando él nace, las diferencias con sus "hermanos" son evidentes: el patito es desproporcionado con respecto a los agraciados patitos y todos en la granja se burlan de él. Sus "hermanos" lo rechazan por ser diferente y le dicen lo feo que es. Incluso mamá pato, lo ofende y lo repudia. La vida del pequeño patito se hace miserable y desgraciada. 
 
"Un día, mientras llora en el estanque, el reflejo de su imagen en el agua distorsiona aún más su figura. En ese momento, una mamá cisne pasa por ahí junto a sus crías y le oye llorar desconsoladamente. Se acerca, llena de ternura y lo invita a unirse a sus crías. El "patito feo", al ver a sus nuevos hermanos, se da cuenta que no es un pato como él creía; sino un ave, que se convertirá algún día en un hermoso cisne. Entonces, se marcha con su nueva familia ante los ojos incrédulos de la familia de patos que lo había rechazado.” 
Así, la desesperación del patito feo se vió teñida por la admiración que sentía hacia los grandes cisnes blancos y vivificada por la esperanza de nadar junto a ellos.  

De la misma manera que le sucedió al Patito Feo, las situaciones difíciles en nuestra vida, desde el primer llanto, las separaciones habituales con los seres queridos, las enfermedades, los problemas cotidianos, el dolor de las personas a las que queremos, las situaciones injustas que deben aceptarse…, son siempre una oportunidad para crecer y, en definitiva, para mejorar como ser humano. 

Enfrentarse a estas pruebas enseña a conocer las propias limitaciones, a saber que no se domina la propia vida. Aprender a aceptar el propio sufrimiento lleva a la persona a ir más allá de sí mismo y a la necesidad de recurrir a valores como la fortaleza.

martes, 19 de noviembre de 2013

¿Por qué una mujer maltratada no rompe con su pareja?

El ser humano posee un instinto de conservación que le lleva a defenderse de ataques que suponen daños graves para su propia vida. Esta afirmación choca de frente con casos como los de las mujeres víctimas de violencia de género, ya que, en muchas ocasiones ellas son incapaces de emplearlo y abandonar a sus parejas.

Entonces, ¿por qué las mujeres que sufren violencia de género no lo tienen?
Aunque las causas de este maltrato son multifactoriales, siempre me ha interesado mucho una de ellas: la indefensión aprendida. Para explicarla he escogido un cuento de Jorge Bucay, titulado el “Elefante encadenado”. Os dejo el enlace para que lo podáis leer. Es muy interesante.

 Vía/ Behance.net

El cuento comienza con un elefante pequeño que está atado a una estaca y que, por lo tanto, no puede escapar. Sin embargo, el elefante crece y la estaca a su lado es realmente pequeña, por lo que sólo moviéndola un poco podría escapar y ser libre. Pero el elefante no la rompe, por lo que puede que no entendamos nada y pensemos que es un elefante un poco tonto. Sin embargo, lo que ha ocurrido es que, desde muy pequeño, ha aprendido que escapar no es una opción, que nada de lo que él haga puede librarle de esa situación. Y eso es a lo que llamamos indefensión aprendida.

Esto es lo mismo que les sucede a las mujeres que reciben malos tratos a manos de sus parejas. El agresor las insulta, las humilla, las golpea físicamente y aprenden a vivir con miedo. Reciben amenazas de que, como piensen en abandonarles, les harán la vida imposible o las matarán. Por todo ello, y algunas otras razones, se ven incapaces de reaccionar y viven cautivas a su agresor. 
Por tanto, no es que este instinto no exista en ellas sino que sus posibilidades de reaccionar ante este problema son muy complicadas. Han aprendido a pensar, a través de su experiencia vital, que nada de lo que hagan será efectivo para resolver las dificultades que atraviesan.

martes, 12 de noviembre de 2013

"Marc Jacobs viste con falda"

En la entrada de hoy me gustaría hablaros sobre uno de los temas centrales que estamos trabajando en el "II Curso de mediación con mulleres víctimas de violencia de género", donde yo participo de docente.

He escogido el de los estereotipos de género. En la actualidad, sigue siendo común ver a niños y niñas en edad preescolar que participan en juegos que están estereotipados según el género. Y aunque es cierto que han caído algunas barreras, éstas lo han hecho más por parte de las chicas que por la de los chicos.

Entendemos por estereotipo aquella idea simple, pero muy arraigada en la conciencia colectiva, que escapa al control de la razón. Los estereotipos determinan cuáles deben ser los comportamientos y las actitudes, correctas e incorrectas, de mujeres y hombres.


Expresiones como "llora como una mujer lo que no has sabido defender como hombre" o "palabra de mujer, no vale un alfiler", muy comunes en el refranero de nuestro país, hablan claramente de estos estereotipos que mantenemos en nuestra cultura.
Algunos ejemplos de rasgos que responden a un estereotipo masculino son el autocontrol, la agresividad, valentía, eficiencia o desarrollo intelectual. En el caso de los estereotipos femeninos, podemos recurrir a la figura de las princesas Disney, tales como la Cenicienta o Blancanieves. En ellas, podemos reconocer rasgos como el ser sumisa, la ternura, la pasividad, la dedicación al espacio doméstico, el cuidado de otros, etc. 
Por ello, si viésemos por la calle a Marc Jacobs, importante diseñador de moda, que suele vestir con faldas, muchos se darían la vuelta a mirarle, por estar rompiendo con lo que esperamos de un hombre.

Y para finalizar, os pongo este vídeo sobre la película de Billy Elliot. Para los que no la hayáis visto, es altamente recomendable. Billy es un chico muy valiente que rompe con los estereotipos de género masculinos y se decide a bailar ballet, el cuál le encanta. Espero que os guste.

martes, 5 de noviembre de 2013

"Llevo en mis pies tus zapatos"

Vivimos nuestra vida centrados en nuestros propios sentimientos. En cómo vemos la realidad, en lo que nos sucede a nosotros mismos, etc. 

Sin embargo, en nuestra vida cotidiana nos vemos inmersos en situaciones en las cuales, si sólo pensamos en nuestros intereses y nuestra forma de ver las cosas, tendremos importantes dificultades para salir airosos de ellas. Una situación de este tipo puede ser el caso de un comercial que tiene que vender un producto. Probablemente, sus posibilidades de éxito aumenten si es capaz de ponerse en el lugar de su cliente e identifica sus necesidades adecuadamente.

Y aunque en muchas ocasiones supone una mayor garantía de éxito, saber cómo se siente y cómo piensa otra persona no es una tarea sencilla. Si ponemos interés y esfuerzo en conseguirlo, a veces podemos conseguir entenderlo en cierta manera.


A esto es a lo que se refiere la empatía. Empatía es la capacidad que tiene el ser humano para "conectarse" a otra persona y responder adecuadamente a las necesidades del otro, así como a compartir sus sentimientos e ideas. Pero empatía no implica sólo "ponerse en el lugar del otro", sino también hacérselo ver. Además, muchas personas definen la empatía como el "ponerse en los zapatos de otro", expresión que me ha parecido muy original desde el primer día que la escuché.

Como habilidad que es, la empatía hay que entrenarla, ya que implica entender situaciones que no hemos vivido en primera persona. Para los psicólogos es una habilidad necesaria porque ayuda a que la persona que tenemos enfrente se sienta comprendida y vea que no está sóla con sus dificultades. 
Hoy os adjunto un cortometraje que ganó en una edición del Festival de Berlín. Trata sobre la empatía y, aunque la resolución del vídeo no es muy buena, explica de una manera mucho más clara que las palabras lo que implica ser empático con los que nos rodean. Espero que os guste.



Empatía. Cortometraje.

¿Os ha gustado? ¿Conocéis otros vídeos interesantes acerca de este tema? ¡Os invito a que los compartáis!