martes, 29 de septiembre de 2015

"Sin ti no soy nada"

Los problemas emocionales son muy frecuentes en nuestra sociedad. Trastornos o problemas relacionados con la depresión y con la ansiedad son muy prevalentes en la población española. 

La dependencia emocional aparece muy relacionada a estos dos problemas y causa un importante malestar subjetivo en las personas que mantienen relaciones disruptivas con sus parejas u otras que han renunciado a ello porque vivir en pareja les causa mucho sufrimiento. 

Tal y como nos decía Arthur Shopenhauer, "el instinto social de los hombres no se basa en el amor en la sociedad, sino en el miedo a la soledad". Y es ese pánico a quedarnos solos en el mundo el que facilita que nos embarquemos o mantengamos en relaciones que son dañinas para nosotros mismos.


La dependencia emocional es un concepto que ha sido definido de diferentes formas. En términos generales, se considera que tenemos dicha dependencia cuando estamos tan implicados en una relación que se produce una afectación en nuestra visión de nosotros mismos y de los demás

Por otro lado, se habla de la dependencia emocional en términos de adicción, como lo sería la adicción a la cocaína, la heroína o a las compras. En este caso, nos haríamos "adictos" a la otra persona. Nos sentiríamos tranquilos y aliviados cuando esa persona está con nosotros, pero si se ausentara, comenzaríamos a sentir malestar y miedo a perderla. 

Sin embargo, la cuestión es que, desde nuestro nacimiento, ya somos dependientes de otras personas (como nuestros padres) para garantizar la supervivencia. Entonces, ¿porqué algo que fue tan adaptativo en su momento puede causar tantos problemas a largo plazo?

La realidad es que, en nuestra infancia, todos necesitamos de esa dependencia. Sin embargo, con el tiempo, una de las funciones que todo niño o adolescente debe conseguir es la de hacerse independiente y aprender a manejarse por sí mismo. De hecho, si este objetivo no se consigue, pueden aparecer múltiples problemas en la vida adulta. Algunas de las consecuencias serían que tendríamos que "colgarnos" de otras personas y olvidar nuestros propios deseos, ya que nuestra misión será que los demás estén contentos con nosotros, porque sino pueden abandonarnos. Algo que nos aterrorizaría. 

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