Recientemente os he hablado en el blog acerca de los trastornos de personalidad. Hoy me voy a centrar en un trastorno del que se está hablando bastante últimamente: el trastorno de la personalidad límite.
Los manuales diagnósticos más importantes (CIE-10 y DSM-V) consideran que la clave de las personas que cumplen criterios para este trastorno es la presencia de la inestabilidad en diferentes áreas (las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos) y de una impulsividad intensa.
Sin embargo, además de estos dos aspectos centrales, existen otras características que definen este trastorno:
- realizan constantes esfuerzos por evitar el desamparo, real o imaginario.
- mantienen relaciones interpersonales inestables e intensas, en las cuáles suelen idealizar a la otra persona y, posteriormente, devaluarla.
- amenazas o intentos de suicidio o comportamientos autolesivos (como por ejemplo hacerse cortes con objetos punzantes en los brazos).
- estado de ánimo muy oscilante (pueden tener momentos con un estado de ánimo muy bajo, otros con mucha irritabilidad y otros en los que sienten una gran ansiedad).
- sensación crónica de vacío.
- dificultad para controlar la ira.
- ideas paranoides o síntomas disociativos graves.
Aunque estos síntomas aparecen claramente identificados en los manuales diagnósticos de referencia, debemos tener en cuenta que para diagnosticar a una persona con este trastorno, es necesario valorar que presente dichas características en diferentes contextos de su vida cotidiana y que le limiten de forma importante en su día a día.
Por ello, la mejor herramienta diagnóstica será la entrevista clínica que un personal cualificado puede llevar a cabo y no la mera enumeración de varios síntomas de la lista que, por otro lado, todos podemos presentar en un momento determinado de nuestras vidas.
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