El nacimiento de un nuevo hermano es un motivo de alegría para la familia. Sin embargo, también puede ser un momento difícil para el niño que, hasta ahora, recibía toda la atención de sus padres sin tener que compartirla con nadie más.
Los niños pueden reaccionar de diferentes formas ante la llegada del nuevo hermanito: pueden mostrarse enfadados, pueden querer que ese niño no viva su casa, pueden tener celos o pueden alegrarse por tener a alguien con quien podrán jugar.
Algunas de las pautas que podemos tener en cuenta para que nuestro primer hijo no se sienta desplazado son las siguientes:
- Lo más importante es reconocer las emociones que siente el niño. Es normal que un niño sienta que su nuevo hermanito está ocupando toda la atención y tiempo de sus padres. Por ello, es fundamental que vea que comprendemos cómo se siente, diciéndole "Sé que estás triste porque ahora pasamos menos tiempo los dos solos, pero tú eres muy importante para mí. ¿A qué quieres que juguemos cuando vuelvas del colegio?"
- Dedicar tiempo a estar con él a solas, sin que esté presente el nuevo niño. Es importante planificar alguna actividad en la cuál los padres pasen tiempo con su primer hijo sin la interferencia del nuevo. Estos momentos son vitales para que el niño recuerde que su mamá sigue siendo su madre y que ya no sólo lo es del nuevo hijo.
- Darle tareas especiales: el hermano mayor puede colaborar con las labores de cuidado del nuevo hermano: puede escoger la ropa que le vamos a poner, ayudar a preparar el biberón, llevarle un juguete, etc...
- Algo que también podemos tener en cuenta es que, en el momento en que presentamos a los dos hermanos, el nuevo hermanito no esté en brazos de su madre, sino que lo vea en la cuna, por ejemplo.
Estas son algunas ideas que os pueden servir de ayuda y, aunque podría señalar otras muchas, considero que las dos primeras son fundamentales.
¡Hasta la próxima semana!
¡Hasta la próxima semana!
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