martes, 24 de diciembre de 2013

Cyril Burt y la heredabilidad de la inteligencia

Albert Einstein se refería a la investigación como el "templo" de la ciencia, un lugar consagrado a la búsqueda de la verdad.

Sin embargo, en el caso de que dicho templo exista, las evidencias nos obligan a pensar que ha sido profanado. Y desde dentro. Y es más, ha sido profanado por personas dogmáticas que llegan a engañar. Lo más común, en estos casos, es que procedan de una selección interesada de algunos resultados complemente válidos o se abandonen por completo los intereses científicos en beneficios de otros de índole política o social.

Uno de los fraudes más relevantes del campo de la Psicología fue el cometido por Cyril Burt.
En 1955, Burt y sus colaboradores publicaron cinco estudios en los que demostraban que el coeficiente intelectual de los gemelos idénticos es el mismo cuando los gemelos viven en el seno de la misma familia que cuando fueron separados al nacer y educados dentro del seno de diferentes familias. 

Foto cortesía de Mario Otero

Sus resultados fueron contundentes y ningún otro investigador fue capaz de encontrar y estudiar tal número de gemelos idénticos separados desde el nacimiento y desarrollados en diferentes ambientes. La conclusión indisputable fue que la inteligencia se hereda y se transmite genéticamente.

El único y pequeño problema fue que, ¡los impresionantes hallagos de Burt eran fraudulentos! 
Casi 20 años más tarde, y después de la muerte de Burt, Leon Kamin, notó que las correlaciones del coeficiente intelectual de los trabajos publicados por Burt se mantuvieron constantes a través de los diferentes estudios, con diferente número de sujetos, un verdadero milagro estadístico. 
Años más tarde, se publicó en prensa que el mismo Burt había inventado a varios de sus colaboradores del estudio, los señores J. Conway y M. Howard, y que fabricó algunos de sus datos.

Y aunque este fraude puede parecer un hecho aislado, la realidad es que no lo es. Sólo en Estados Unidos, en un estudio realizado en el año 1992, 1500 investigadores han sido considerados como sospechosos de haber cometido algún fraude. Dato que es, si cabe, mayor, cuando nos estamos refiriendo a la investigación en las ciencias de la salud y la vida, posiblemente por su importancia económica y repercusión emocional. 

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